Argentina: la pastoral social cordobesa insiste en consolidar la cultura cívica

La Comisión Arquidiocesana de Pastoral Social de Córdoba envió una carta a todos los ciudadanos a modo de aporte para la reflexión ante las próximas elecciones primarias que se desarrollarán en todo el país el próximo domingo 13 de agosto: ”

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Anteriormente, ante el inicio del año electoral y a 40 años de la continuidad democrática, habían dirigido otra carta cuyos destinatarios fueron los dirigentes políticos.

Los miembros del organismo cordobés señaló una característica que se viene dando en este año electoral: el bajo porcentaje de ciudadanos que concurre a las urnas. “El desencanto con la política es evidente, y el porcentaje tan bajo de votantes expresa, en parte, esta realidad”, indicaron.

Creen que la gente experimenta un descontento hacia la dirigencia política que, durante la democracia, no logró resolver problemas graves: pobreza, acceso a educación, salud y seguridad de calidad. Manifiestan enojo, descontento, apatía y desinterés ante la política y los políticos que gastan sus energías en enfrentamientos estériles, internas, búsquedas de poder, lejos de la búsqueda del bien común y del servicio a las personas. Estos dirigentes no sintonizan ni empatizan con los argentinos que sufren la exclusión.

Estimaron que “Estos y otros motivos desalientan a muchos ciudadanos a la hora de votar. ¡La apatía crece y se contagia! No obstante, tenemos que insistir en lo importante y decisivo que es poder elegir a nuestros representantes y gobernantes“.

Deber cívico intransferible

La pastoral social de la arquidiócesis de Córdoba aseveró que  la votación es la manera más decisiva y concreta de participar, expresarse en democracia y sostener los reclamos. Se trata de “un compromiso y un deber cívico intransferible y muy importante”.

Agregaron que el voto es esencial, pero no la única manera de mejorar la calidad de la democracia. Para ello, también es necesario la participación de los ciudadanos de buena voluntad en asociaciones intermedias o del “tercer sector” (clubes, centros vecinales). Consideraron que si no hay compromiso, tampoco puede haber exigencia después. Y recordaron el pedido del papa Francisco: “hay que ponerse la Patria al hombro”.

Exhortaron a no dejarse ganar por el desencanto o el desaliento que lleva a creer que la solución es no votar. No votar es no cambiar lo que quisiéramos que cambie; es un modo de protesta entendible, pero infructuosa y perjudicial para la democracia que tanto nos costó. “Votemos y alentemos a votar”, afirmaron.

Aseguraron que, si hay motivos para descreer o para sostener que las cosas no van a cambiar, más razón hay para comprometerse y procurar que el voto esté de acuerdo a los valores que estimamos importantes para la sociedad y la democracia.

Responsabilidad de todos

El equipo de pastoral social insistió en la responsabilidad de todos los poderes del Estado, de las instituciones civiles y de los ciudadanos para consolidar la cultura cívica y democrática. Además, el tarea de los adultos transmitir a las generaciones jóvenes la importancia de asistir a las urnas, no sólo como un derecho sino también como un deber.

“Procuremos conocer a los candidatos, sus propuestas y sus trayectorias. Interioricémonos en el modo de votar, en el funcionamiento de las herramientas de sufragio (boleta única, ‘papeleta partidaria’ o voto electrónico, según corresponda)”, encomendaron.

A las autoridades y tribunales electorales pidieron que atiendan los intereses de los ciudadanos para que informen, con certeza y transparencia, los resultados de los escrutinios, en lugar de privilegiar los intereses partidarios o los intereses económicos-tecnocráticos de las empresas que se contratan para tal fin. Creen que las malas experiencias de escrutinios demorados, improvisados y accidentados atentan contra la transparencia que debe tener el sistema electoral, y socavan la confianza de los votantes.

Finalmente, pidieron celebrar este aniversario de la democracia y honrar a la Patria concurriendo a votar y eligiendo, con libertad y responsabilidad, a los nuevos representantes y gobernantes.