El patriarca caldeo, Louis Raphael Sako, sigue refugiado en el Kurdistán iraquí. Su situación no ha cambiado desde que el presidente iraquí Abdul Latif Rashid revocase, el pasado 10 de julio, el decreto que reconocía al cardenal como cabeza de la Iglesia caldea “en Irak y en el mundo”, así como “responsable y guardián de la propiedades de la Iglesia”.
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Sin embargo, ayer era recibido en Erbil por Masrour Barzani, primer ministro del Gobierno Regional del Kurdistán, en un encuentro en el que Sako expresó su agradecimiento, tal como recoge el patriarcado caldeo, por la acogida y el apoyo recibido en las últimas semanas.
Por su parte, Barzani expresó nuevamente su preocupación por el retiro del decreto, y señaló que no pierde la esperanza de que “se corrija este error”. Asimismo, subrayó que Kurdistán seguirá siendo “un oasis en el que se preservan los derechos de todos los creyentes y se garantizan las libertades religiosas” y confirmó “el apoyo a los creyentes cristianos, injustamente sometidos a la limpieza religiosa por parte de personas irresponsables”.
Milicias de Babilonia
Para Sako –tal como revelaba en una entrevista hace unas semanas para KNA– la decisión del presidente de Irak “muestra que está bajo mucha influencia de las milicias de Babilonia, que se hacen llamar cristianos pero en realidad son un grupo chiíta con pocos cristianos”, por lo que “es posible que Raschid recibiera información incorrecta de las milicias y no fuera consciente de las consecuencias de sus acciones”.
En cualquier caso, el patriarca subrayaba que “es un precedente increíble para el que no hay base, pero también estoy experimentando una gran solidaridad ya que muchos líderes iraquíes están de mi lado y están presionando al presidente para que emita un nuevo decreto”.