Denuncian que “la explotación indiscriminada del petróleo y la minería” empeora la situación social, moral y económica de indígenas y campesinos
Este 20 de agosto son las elecciones generales en Ecuador y también la consulta para prohibir o no la explotación petrolera en el parque Nacional Yasuní, una de las mayores reservas de biosfera del planeta de la Amazonía ecuatoriana.
Frente a esto, los obispos han echado mano de un comunicado que publicaron en 2012, “Cuidemos al planeta”, que en su momento “fue ampliamente divulgado y estudiado. Se hizo al margen de toda coyuntura política”.
“Este título debe ser considerado como la declaración oficial de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana ante la explotación petrolera y minera”, explican los prelados.
Por eso, han invitado a todos los ecuatorianos – creyentes y no creyentes – a “informarse amplia y detalladamente” sobre los beneficios y perjuicios de la explotación del petróleo y la minería”, porque “las decisiones inteligentes, oportunas y valientes, teniendo presente que la vida y la salud de los seres humanos y el equilibrio del medio ambiente son más importantes que todos los metales”.
Los prelados denuncian que con “la explotación indiscriminada del petróleo y la minería”, las poblaciones indígenas y campesinas “han empeorado su situación social, moral y económica”.
Señalan que “la minería a gran escala, impulsada y sostenida por los gobiernos y las empresas multinacionales se encuentran en regiones naturales cerca de los ríos y lagunas, donde residen las comunidades indígenas y campesinas, las cuales presentan un alto índice de pobreza y marginación”.
Además que “los conflictos sociales, cada día, son más agudos y numerosos” y causados por “la insuficiencia o el incumplimiento de las leyes, por el irrespeto a los derechos colectivos, por la división estratégica implantada en las comunidades, por la criminalización de la resistencia de los pueblos, por la promulgación de leyes sin la consulta legislativa previa”.
Apelando a la perspectiva teológica, los obispos ecuatorianos miran con preocupación “cómo la creación es tratada como un objeto de comercio o un botín de guerra”.
De esta realidad “nos dan cuenta las innumerables luchas fratricidas que se producen, con el fin de apropiarse los territorios que encierran grandes riquezas mineras o agrícolas y explotarlos de una manera irresponsable y egoísta”.
Por tanto, estas actitudes depredadoras del extractivismo “pone en peligro tanto la naturaleza como el presente y el futuro del ser humano y la convivencia pacífica de los pueblos”.
Recuerdan que Juan Pablo II, en su mensaje de la Jornada mundial de la paz, en 1990, decía: “En nuestros días aumenta cada vez más la convicción de que la paz mundial está amenazada, también… por la falta del debido respeto a la naturaleza”, mientras que el Papa Benedicto XVI, afirmaba: “Aunque es cierto que, a causa de la crueldad del hombre con el hombre, hay muchas amenazas a la paz y al auténtico desarrollo humano integral”.