El papa Francisco lamentaba nuevamente el domingo las muertes de migrantes en el Mediterráneo. Poco después de su denuncia ha sucedido que al menos 41 personas, entre ellas tres menores, han muerto en el naufragio de una embarcación frente a la isla italiana de Lampedusa. Esta catástrofe ha hecho que la Comunidad de Sant’Egidio y otras organizaciones internacionales manifiesten su pesar por las víctimas y han exigido el fin de las muertes en el Mediterráneo.
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Salir del letargo
Las entidades reclaman mayor seguridad para la inmigración y rutas de escape hacia Europa. Para la entidad cristiana, en ningún caso hay que limitarse a la indignación o a la “fría actualización de las dramáticas cifras de víctimas”. “Debemos salir de nuestro letargo e invertir recursos en rescatar a las personas en peligro”, reclaman en un comunicado. Para ello proponen a los estados europeos que se establezcan en las rutas marinas corredores humanitarios similares a los creados para algunos refugiados de manera que los afectados puedan entrar en el país de forma segura y legal.
También instituciones internacionales como ACNUR, la Organización Internacional para las Migraciones o Unicef han mostrado su pesar por este “terrible naufragio” que muestra la “total falta de escrúpulos” de los remolcadores que proporcionan estas barcazas que no son aptas para el recorrido hecho. En este naufragio los guardacostas italianos han salvado a cuatro supervivientes que han asegurado que embarcaron en Sfax (Túnez). También han confirmado el número de víctimas y que el incidente se produjo la semana pasada, entre el jueves y el viernes.
