No es el Arenal Sound ni el Ultra Music Festival. No, es el primer Festival de Influencers Católicos, de esos que “van por todo el mundo anunciando la Buena, escuchando Su voz, siendo una Iglesia en salida, tejedores de vida, signo de comunión”, como reza el himno. “Vayan y lleven la esperanza de Jesús, especialmente con los más alejados. Y que la virtualidad fortalezca la presencialidad para que la red genere comunión que haga presente a Jesús en su vida y, con creatividad y coraje, anuncien la misericordia y la ternura de Dios”. Mensaje del Papa a los creadores de contenido eclesiales, que se citaron el 4 de agosto en el rebautizado Parque de los Cristonautas.



Impulsado por el Dicasterio para la Comunicación –de hecho contó con la presencia del prefecto, Paolo Ruffini, y del secretario, Lucio Adrián Ruiz– con el apoyo de la ACdP, miles de jóvenes bailaron, cantaron y hasta se fotografiaron con sus referentes. El propio Ruiz fue el encargado de dar la bienvenida a todos los presentes al encuentro con los “influencers de la ternura y la misericordia de Dios”. Pero no estaba solo, porque el gran padrino-telonero fue el cardenal salesiano Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo emérito de Tegucigalpa. Tras bendecir a los jóvenes, el purpurado hizo hincapié en que “el campo digital no es un medio sino un territorio que habitar”. Por ello, invitó a los influencers a “ser testimonio en este otro continente sin miedo y con creatividad para salir al encuentro de los alejados”. Y lo más importante, que nunca olviden que “la Madre del Cielo es la primera influencer”.

En medio de la locura colectiva que el Huracán Hakuna provocó en el público, ‘Vida Nueva’ conversó con varios de estos misioneros digitales de América y España. El Padre Heriberto, sacerdote mexicano de 34 años que acumula más de 1,7 millones de seguidores en TikTok, no llegó a las redes sociales por casualidad. “Dios me puso allí”, señala tras sacarse fotos con sus fans cual rockstar. “Empecé con la pandemia, subiendo mis homilías y vi que tenían impacto y todo esto estalló. Yo vi que Dios me estaba dando una comunidad y me estaba haciendo responsable de ella”, añade. Conocido por muchos como “el cura guapo de TikTok”, él asegura que el aspecto físico ayuda siempre, pero “él solo lo utiliza para comunicar a Cristo a los jóvenes”.

Echar las redes

Desde la Isla del Encanto, el sacerdote Rafael Capo –El Padre crossfit–, que no duda en subir a las redes sus entrenamientos mancuerna en mano, sostiene que “cuidar el cuerpo, al igual que la mente y el espíritu, es parte de la actividad que deben realizar todos los cristianos”. “Me di cuenta que colgando mi contenido estaba evangelizando y promoviendo la alegría del Evangelio, pero en el continente digital”, reconoce.

El sacerdote redentorista español Damián Montes es de los que más críticas recibe en el continente digital. Acumula más followers que haters, pero estos últimos hacen mucho ruido en sus ataques por situarse al lado de colectivos normalmente orillados en la Iglesia como el LGTBI. No duda en confesar que mira cuántos followers gana o pierde, pero no por ego, sino porque “es un indicador de cómo se está haciendo el trabajo. Si crece el número de seguidores para hacer el bien, estupendo”.

También española, aunque misionera en Corea del Sur, Ester Palma reveló cuál fue su reflexión para echar las redes: “Las nuevas generaciones están siempre con el teléfono en la mano y no es posible quitárselo, así que la solución era entrar en el teléfono para hablar con ellos”. Así, la malagueña Paula Vega, que ejerció de presentadora, admite que piensa en dejar las redes por no siempre estar al servicio de la comunión, pero se le pasa “cada vez que alguien me dice: ‘Me has ayudado’”.

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Etiquetas: JMJ Lisboa 2023
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