Solidarizan con los afectados y llaman a continuar buscando solución a los graves problemas de la zona
“En la madrugada de este miércoles 16 de agosto, un atentado incendiario destruyó una escuela en la comuna de Curacautín y causó serios daños a una capilla católica, en el sector de Radal Sur. Un poco antes, otro ataque destruyó una capilla evangélica y una vivienda en la comuna de Ercilla, sector de Cherquenco. Y lo más grave, en la comuna de Cañete, sector de Huape, fue asesinado el agricultor David Alejandro González”, describen los obispos del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile al iniciar su declaración “Ante los reiterados hechos de violencia en la Macrozona Sur”.
El documento agrega que lamentan que estos hechos se han hecho habituales y “corremos el peligro de acostumbrarnos a ellos, asumiéndolos con una actitud indolente que ya lleva varios años”. Señalan la inseguridad en que viven los habitantes de la zona y reafirman que “la violencia nunca es un camino legítimo: ni para imponer o combatir ideas, ni como medio para promover demandas sociales o políticas de grupo, tampoco como método para obtener por la fuerza beneficios económicos o materiales”.
Los prelados expresan su solidaridad a las familias y comunidades afectadas y llaman “a las autoridades y a todos los actores implicados, a hacer todavía un mayor esfuerzo por garantizar la seguridad y la protección de las personas y sus comunidades, asumiendo urgentemente las decisiones políticas y administrativas que sean necesarias para resguardar el Estado de Derecho. Asimismo, animamos a seguir buscando solución a los graves problemas de La Araucanía, desde un trato siempre justo y respetuoso con el pueblo mapuche”.
Los cinco obispos del Comité Permanente, firmantes de la declaración, concluyen diciendo que oran “por la conversión de quienes causan terror y destrucción con sus acciones, y pedimos para nuestra patria el don de la paz y la fraternidad”.