El obispo de San Juan de los Lagos, Jorge Alberto Cavazos, llamó a no verla “como un espectáculo ordinario; lo normal, lo natural son las buenas obras, el trabajo cotidiano con el que construimos un mundo mejor”
Los jóvenes Dante, Diego, Jaime, Roberto y Uriel desaparecieron el pasado 11 de agosto cuando se dirigían a una feria en la localidad de Lagos de Moreno, estado de Jalisco; días después, se difundieron videos donde estaban siendo torturados, y en la finca donde fueron grabadas las imágenes se encontraron rastros de sangre; sin embargo, hasta el momento los cuerpos no han sido encontrados.
A ese respecto, el obispo de San Juan de los Lagos, Jorge Alberto Cavazos Arizpe, hizo también un llamado a no normalizar la violencia ni perder la esperanza: “No nos acostumbremos a ver la violencia como un espectáculo ordinario; lo normal, lo natural son las buenas obras, el trabajo cotidiano con el que construimos un mundo mejor, los signos de solidaridad y de fraternidad”.
En este sentido, destacó la manifestación pacífica que llevaron a cabo los pobladores de Lagos de Moreno el fin de semana pasado, cuando cientos de personas caminaron del sitio llamado el Calvario hasta la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en cuyas escalinatas colocaron miles de veladoras para orar por los jóvenes y exigir justicia a las autoridades.
A través de un amplio comunicado, el obispo Cavazos Arizpe reiteró su compromiso de encontrarse con los familiares de los jóvenes desaparecidos, con quienes está en contacto a través del decano y el sacerdote de Lagos de Moreno.
En tanto se da el encuentro, el obispo exhortó a los sacerdotes, a los agentes de pastoral, a los fieles y a las personas de buena voluntad, a que sigan acompañando a quienes sufren a causa de la violencia, y promuevan acciones concretas para la construcción de la paz y de la dignidad humana.
Asimismo, el obispo de San Juan de los Lagos, custodio de la segunda advocación mariana con más devotos en México: la San Juanita, animó a las autoridades y a los responsables de hacer justicia a velar por los derechos de las personas y a que tomen conciencia de su tarea.
Y a “quienes hacen el mal olvidando que somos hermanos” -dijo- “quiero decirles que aún es tiempo de conversión, de volver su corazón a Dios, de vivir como hermanos”.
Concluyó: “El poder, el dinero, la fuerza, son pasajeros, no valen lo que la vida humana, ni la vida eterna. Aún es tiempo de conversión”.