Del 21 al 25 de agosto se llevó a cabo el ‘IX Encuentro de Obispos de Frontera sobre la Movilidad Humana de las Conferencias Episcopales de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe’, en El Salvador.
En su declaración final, los obispos señalaron que es esencial promover la cooperación regional y global para abordar las causas profundas de la migración forzada, “y trabajar juntos en la búsqueda de soluciones sostenibles, de tal modo que cada persona sea libre para migrar o quedarse“.
En el encuentro, cuyo lema fue: ‘Libres de elegir si migrar o quedarse’, resaltaron la necesidad de adoptar políticas migratorias justas y humanas que respeten la dignidad y los derechos fundamentales de todos los migrantes.
Asimismo, reconocieron que “el desarrollo humano integral es el camino para asegurar vida digna para todas las personas, especialmente las vulnerables”, e hicieron un llamado a las comunidades de fe “para que sean acogedoras y solidarias con los migrantes que llegan”.
Oraron para que todos los migrantes y refugiados, “encuentren consuelo en medio de sus dificultades y puedan construir una vida digna y plena… que la luz de la esperanza ilumine su camino, que encuentren comprensión y solidaridad. Invoquemos a María, nuestra Madre de Guadalupe, para que acompañe y proteja a los migrantes en cada paso de su camino“.
Escenarios para la atención pastoral
En el encuentro participó el subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el sacerdote Fabio Baggio; también se dieron cita obispos como el cardenal Álvaro Ramazzini Imeri, de la diócesis de Huehuetenango; Gustavo Rodríguez Vega, de la arquidiócesis de Yucatán y presidente de la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (Red CLAMOR); el padre Robert J. Vitillo, secretario General de la International Catholic Migration Commission; el obispo de El Paso, Mark Joseph Seitz y el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, entre otros.
Cabe mencionar que las reflexiones de los obispos tuvieron como base un documento elaborado por el Observatorio Socio-Pastoral de Movilidad Humana de Mesoamérica y El Caribe (OSMECA), en el que se señala que la región que comprende Norteamérica, México, Centroamérica y el Caribe insular está caracterizada por un sistema migratorio compuesto por diversos corredores y afectado por varias crisis.
Para el OSMECA, hay cuatro escenarios que merecen la atención pastoral: el corredor México–Estados Unidos, el corredor Centroamérica-México, los corredores en el Caribe y los corredores Sur-Sur.
Estados Unidos -dijo- sigue siendo el mayor receptor mundial de migrantes; y los mexicanos y centroamericanos constituyen el mayor porcentaje de inmigrantes irregulares en esa nación.
Al referirse a las políticas migratorias actuales de la administración de Joe Biden, consideró que hay un entorno político altamente polarizado, por lo que “no hay propuestas legislativas creíbles con posibilidad de adopción en el Congreso y cualquier reforma significativa probablemente tendrá que esperar hasta después de las elecciones presidenciales, es decir, el 2025″.