Vaticano

Francisco reivindica en el ángelus que Jesús es más que “un bello recuerdo de un tiempo pasado”

El Papa viajará esta semana a Mongolia para “abrazar una Iglesia pequeña en número, viva en la fe y grande en la caridad” como “el hermano de todos”





El papa Francisco, antes de partir para Mongolia el próximo miércoles, 31 de julio, ha rezado con los fieles presentes en la Plaza de San Pedro la oración mariana del ángelus. El pontífice ha invitado a todos, además, a rezar por la suficiente Ucrania, las víctimas del incendio en Grecia y por el próximo viaje asiático para “abrazar una Iglesia pequeña en número y viva en la fe y grande en la caridad” así como las tradiciones de un pueblo. A los fieles de Mongolia les ha dicho que está “feliz” de estar con ellos “como hermano de todos”. En el día de santa Mónica, recordó el Papa las lágrimas por la conversión de su hijo pidió rezar por tantas madres que sufren cuando sus hijos “se pierden por los caminos de la vida”.



Compañero de camino

Comentando el evangelio del día, en el que Jesús pregunta a sus discípulos “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” (cf. Mt 16,13-20), el Papa destacaba quienes ven hoy en él “una persona especial: bueno, justo, coherente, valiente…”; aunque reclamaba que esto no es suficiente ya que es más que “un bello recuerdo de un tiempo pasado”. Por ello pregunta a los discípulos, siguió glosando el Papa, “¿Quién soy yo ahora para vosotros? Jesús no quiere ser un protagonista de la historia, sino de vuestro hoy; no un profeta lejano, sino el Dios cercano“, añadió.

“Cristo no es un recuerdo del pasado, sino el Dios del presente”, reclamó Francisco. “Si fuera sólo un personaje histórico, imitarlo hoy sería imposible: nos encontraríamos ante el gran foso del tiempo y, sobre todo, ante su modelo, que es como una montaña muy alta e inalcanzable; querríamos escalarla, pero careceríamos de la capacidad y de los medios necesarios”, explicó. Francisco reivindicó que “Jesús está vivo y nos acompaña, está a nuestro lado, nos ofrece su Palabra y su gracia, que nos iluminan y nos refrescan en el camino: Él, guía experto y sabio, se complace en acompañarnos por los senderos más difíciles y las escaladas más inaccesibles”.

Destacando a Pedro que reconoce en Jesús “al Cristo, al Hijo de Dios vivo”, es decir “al Mesías, al esperado en el presente; no a un héroe difunto, sino al Hijo de Dios vivo, hecho hombre y venido para compartir las alegrías y las fatigas de nuestro camino”; Bergoglio invitó a que “no nos desanimemos, pues, si a veces la cumbre de la vida cristiana nos parece demasiado alta y el camino demasiado escarpado. Miremos a Jesús, que camina a nuestro lado, que acoge nuestras fragilidades, comparte nuestros esfuerzos y apoya su brazo firme y suave sobre nuestros hombros débiles. Con Él cerca, tendámonos también la mano unos a otros y renovemos nuestra confianza: con Jesús, lo que parece imposible por nosotros mismos ya no lo es”, alentó invitando a cada fiel a repetirse las preguntas del evangelio.

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