La revista ‘La Civiltà Cattolica’ ha publicado el contenido del coloquio que el papa Francisco mantuvo el pasado 5 de agosto, durante su viaje a Portugal para Jornada Mundial de la Juventud con los jesuitas en el ‘Colégio de São João de Brito’. Ante la pregunta de un joven religioso comentó que “vivimos en una sociedad ‘mundanizada’, que a mí me preocupa mucho. Me preocupa cuando la mundanidad se mete en la vida consagrada”.
“Fíjense que la mundanidad espiritual es una trampita que se nos mete a cada rato. Hay que saber distinguir: una cosa es prepararse para dialogar con el mundo – como hacen ustedes con el diálogo con el mundo del arte y de la cultura –, pero otra cosa es meterse en las cosas del mundo, con la mundanidad”, advirtió el Papa sin olvidar que “hay que salir a este mundo con los valores y antivalores que tiene” como el hecho de estar en una sociedad tan sexualizada. Para Francisco, “hoy el problema serio son los refugios escondidos de búsquedas de sí mismo, que muchas veces van por la sexualidad y muchas veces van por otro lado” ante lo que propuso el “examen de conciencia” ignaciano. “Yo no le tengo miedo a la sociedad sexualizada, no; le tengo miedo a cómo yo me relaciono con ella, eso sí. A los criterios mundanos”, recalcó.
“La misma espiritualidad nos lleva a eso, a un compromiso con aquellos que están en el margen, no solo al margen de la religión sino también al margen de la vida”, comentó sobre el compromiso con los pobres. “Hoy en día, la inserción con los pobres nos ayuda a nosotros mismos, nos evangeliza”, subrayó. “Hay mil modos de acercarnos a los problemas sociales. La inserción, probablemente, tiene una dosis de autenticidad muy linda porque es el compartir. Y nos permite conocer y seguir la sabiduría popular”, destacó dentro de las formas de vivir la opción por los pobres.
Para Francisco “los pobres tienen una sabiduría especial, la sabiduría del trabajo, y también la sabiduría que da el asumir el trabajo y su condición con dignidad. Cuando el pobre se «malea» porque no aguanta sus situaciones –y es comprensible–, entonces ahí puede entrar el rencor y el odio. Ese es nuestro trabajo también: al acompañarlo, hay que evitar que el pobre se vuelque también a eso, con la perspectiva de ayudarlo a caminar, a progresar, y a reconocer su dignidad”. “La pastoral popular es una riqueza, así que, quienes de ustedes están llamados a esto, háganlo de corazón porque eso es un bien para toda la Compañía”, aconsejó.
Francisco comentó la situación de la Iglesia en Estados Unidos donde “hay una actitud reaccionaria muy fuerte, organizada, que estructura una pertenencia incluso afectiva”. La vuelta atrás, para el Papa, “es inútil, y que es necesario comprender que existe una justa evolución en la comprensión de las cuestiones de fe y de moral” ya que “la doctrina también progresa, se consolida con el tiempo, se expande y se hace más firme, pero siempre progresando” con los criterios clásicos. Así, aclaró, “hoy es pecado tener bombas atómicas; la pena de muerte es pecado, no se puede practicar, y antes no era así; en cuanto a la esclavitud, algunos Pontífices anteriores a mí la toleraron, pero las cosas hoy son distintas”.
“Cuando uno se va hacia atrás, forma algo cerrado, sin conexión con las raíces de la Iglesia, pierde la savia de la revelación”, advirtió Bergoglio. Y es que con esta actitud, apuntó, “se pierde la verdadera tradición y se acude a las ideologías en busca de un apoyo y sostén de cualquier tipo. En otras palabras, la ideología suplanta a la fe, la pertenencia a un sector de la Iglesia sustituye a la pertenencia a la Iglesia”, para lo que Francisco puso el ejemplo de Arrupe. Sobre los grupos tradicionalistas estadounidenses, comentó, “se van a aislar solos. Y en vez de vivir de doctrina, de la verdadera doctrina que siempre crece y da fruto, viven de ideologías. Entonces, cuando uno en la vida deja la doctrina para suplirla por una ideología, pierdes como en la guerra”. “Mirando al futuro, pienso que debemos seguir el Espíritu, ver qué nos dice, con coraje”, señaló frente a quienes cuestionan en Vaticano II. “Mi sueño para el futuro es estar abierto a lo que el Espíritu nos está diciendo, abiertos al discernimiento y no al funcionalismo”, confesó.
Frente a una de las expresiones más comentadas de Francisco en la JMJ señaló que “sobre la llamada a ‘todos’ no hay discusión. Jesús en eso es muy claro: todos”, pidiendo “abrir la puerta a todos, todos tienen lugar en la Iglesia”. “¿Cómo va a vivir eso cada uno? Ayudémoslos a vivir de modo que ese lugar sea uno de madurez para ellos, para todo tipo de personas”. En este sentido relató la experiencia de un sacerdote de Roma que trabaja con chicos homosexuales y, denunció, “a mí lo que no me gusta es que esté la lupa puesta en ese ‘pecado de la carne’, como antes estaba puesta en el sexto mandamiento. Si explotabas a los obreros, o si mentías o si estafabas, eso no era importante, pero sí los pecados de debajo de la cintura, esos sí eran relevantes”.
En este sentido añadió que “no hay que ser ingenuos, y obligarles a veces a una pastoral para la cual todavía no están maduros, o no son capaces. Para acompañar espiritual y pastoralmente a las personas se requiere mucha sensibilidad y creatividad. Pero todos, todos, todos están llamados a vivir en la Iglesia: nunca olviden eso”. También relató la visita recibida en una audiencia de transexuales atendidas por una religiosa que atiende un circo de Roma. “La primera vez que vinieron, lloraban. Les pregunté por qué. Una de ellas me dijo: ‘¡no pensé que el Papa me podía recibir!’. Después de la primera sorpresa ya se acostumbraron a venir. Alguna me escribe, y yo le contesto por mail. ¡Todos están invitados! Me di cuenta de que estas personas se sienten rechazadas, y eso es realmente duro”.
Además, Francisco les confió que siente alegría por el proceso de preparación del próximo sínodo. “La alegría de ver cómo de los pequeños grupos parroquiales, los pequeños grupos de iglesias, van surgiendo reflexiones muy bonitas y hay gran fermento”, apuntó. “La sinodalidad no es andar buscando votos como lo haría un partido político, no es una cuestión de preferencias, que si soy de este partido o del otro. En un Sínodo, el protagonista es el Espíritu Santo” y hay que dejar “que se exprese como se expresó la mañana de Pentecostés. Creo que ese es el camino más fuerte”.