España

La madre de Rubiales inicia una huelga de hambre en la iglesia de la Divina Pastora de Motril

Ángeles Béjar ha iniciado un encierro en el templo del barrio de los Capuchinos en protesta por la “cacería” a su hijo





Ángeles Béjar, la madre del suspendido presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, se encerró en la mañana de este lunes, 28 de agosto, en la iglesia de la Divina Pastora de Motril. Además, se declaró en huelga de hambre hasta que se encuentre una solución a la “cacería, inhumana y sangrienta que están haciendo con mi hijo con algo que no se merece”.



Según ha asegurado la propia Béjar a la agencia Efe, el encierro en la iglesia del barrio de los Capuchinos de Motril se hará “de manera indefinida, día y noche” hasta que se haga justicia con su hijo. La mujer ha entrado en el templo acompañada de su hermana, una vez que se marchó el párroco. La madre de Rubiales está completamente indignada por lo que considera que está siendo un linchamiento público tras el polémico beso en la boca a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial.

Sin consultarlo con su hijo

Béjar, además, exigió a Hermoso que “diga la verdad” y que “mantenga la versión que tuvo al principio de los hechos”. Para ella no “existe abuso sexual al existir consentimiento por ambas partes, como queda demostrado en las imágenes”, y se pregunta “por qué se están ensañando con él” y qué “hay detrás de toda esta historia”, ya que su hijo “es incapaz de hacerle daño a nadie”. La madre ha confirmado que ha tomado esta decisión por su propia voluntad y sin ni siquiera consultarlo con su hijo.

La prima de Luis Rubiales señaló a la puerta de la iglesia que “el que pase cinco minutos con Luis sabe que es una bellísima persona, es una persona muy noble y con muy buen corazón. Me parece muy injusto lo que están haciendo porque de verdad es una persona buena”. También confirmó que la madre “va a estar en huelga de hambre hasta que ella [Hermoso] se pronuncie y diga la verdad. Estamos sufriendo muchísimo y es una injusticia grandísima, porque si esta mujer de verdad se sentía acosada en el primer momento, que hubiera ido donde tenía que ir, que no hubiera cambiado su versión tres veces”.

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