España

El Arzobispado de Granada, ante el encierro de la madre de Rubiales: “De la Iglesia no echamos a nadie”

La Archidiócesis andaluza se desvincula de la huelga de hambre indefinida de Ángeles Béjar en la parroquia de la Divina Pastora de Motril, pero no tienen previsto desalojarla





“Llegó para poner unas velas el lunes y allí se quedó”. De esta manera explican a ‘Vida Nueva’ quienes conocen de primera mano cómo se inició la huelga de hambre indefinida de la madre del suspendido presidente de la Real Federación Española de Fútbol que arrancó el pasado lunes en la parroquia de la Divina Pastora de Motril.



Ángeles Béjar entró en el templó y comenzó un encierro que ya ha superado su segunda noche con el fin de apoyar a su hijo frente a la polémica generada por el beso en la boca a la jugadora de fútbol Jennifer Hermoso tras ganar el campeonato del mundo.

Marcando distancia

Una decisión que adoptó sin consultar al párroco y, mucho menos, al Arzobispado de Granada, que ahora se ven envueltos de forma colateral en la protesta iniciada por Béjar. “De la Iglesia no echamos a nadie”, comentan desde la Archidiócesis a ‘Vida Nueva’ que, en paralelo, se desvinculan de las acciones adoptadas por la vecina de Motril y de su causa: “No tenemos nada que ver con ella”.

El Arzobispado confirma además que la parroquia no ha visto interrumpido en ningún momento su “ritmo normal”, sea en lo que a las celebraciones se refiere, en la atención de la secretaría o en la asistencia social. Prueba de ello es que ayer por la tarde se celebró la habitual misa vespertina en el templo mientras la mujer abandonó la iglesia y compartió con los periodistas que seguirá hasta que su cuerpo “aguante” y la futbolista “diga la verdad” sobre cómo fue el beso con su hijo.

Diálogo constante

Desde la Iglesia comparten que se mantiene un diálogo constante con la madre de Rubiales para conocer de primera mano “si se retira o no”.  “A ver qué decide ella, nosotros no nos inmiscuimos”, exponen las autoridades eclesiásticas de Granada.

A medida que pasan las horas, Ángeles, que está acompañada en todo momento de su cuñada, se encuentra más débil, aunque sigue ingiriendo bebidas isotónicas para no deshidratarse. Hoy a las ocho de la tarde está previsto que a las puertas de la parroquia, ubicada en el barrio de Capuchinos, se celebre una concentración de apoyo a Rubiales.

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