La huelga de hambre de la madre del suspendido presidente de la Real Federación Española de Fútbol ha terminado de forma abrupta porque Ángeles Béjar ha tenido que ser ingresada de urgencias en el hospital comarcal Santa Ana de Motril. Así lo comunicó el párroco de la Divina Pastora, Antonio Rodríguez Hervás, poco después de las seis y media de la tarde de hoy cuando tuvo que salir a las puertas del templo para comunicar la noticia ante la nube de medios que esperaban una comparecencia de la mujer anunciada para un cuarto de horas antes.
“Me toca a mí decirlo: tengo que avisaros que ha tenido una crisis, ha empeorado y ha tenido que salir de urgencias al hospital”, exponía el sacerdote con sencillez y naturalidad: “No sé si era una ambulancia o no porque no he salido a la puerta, no he visto a nadie”.
Piernas hinchadas
“Aquí ya no está, y se ha tenido que ir porque estaba cansada y con muchos problemas, no solo a nivel anímico: angustia, mareada…”, añadió y confirmó que “ha salido por su propio pie, aunque por el calor tenía las piernas hinchadas”. El presbítero explicó que la decisión había sido tomada poco antes, cuando la madre de Rubiales sufrió un episodio de “estrés”. “Anímicamente estaba muy mal”, detalló el cura, que también confirmó que el traslado médico fue una decisión adoptada por toda la familia: “Su hijo la ha llamado y están en contacto”.
Béjar entró en el templó el lunes y comenzó un encierro de dos noches con el fin de apoyar a su hijo frente a la polémica generada por el beso en la boca a la jugadora de fútbol Jennifer Hermoso tras ganar el campeonato del mundo. “Solo ha bebido Aquarius y agua”, confirmó el sacerdote.
Más allá de este anuncio, el sacerdote no ha querido entrar en detalles en que ha sido, sin duda, la alocución más singular de su ministerio. “No soy yo el portavoz de nada, simplemente comunico lo que ha ocurrido y os doy las gracias por estar aquí, no sé más nada”, compartió flanqueado por la cuñada de Ángeles Béjar en el dintel de la puerta principal de la parroquia.