El Vaticano ha presentado hoy los últimos detalles del próximo viaje apostólico del papa Francisco a Mongolia, un país con una minoría católica y que ha tiene detrás muchos movimientos diplomáticos. Y es que en plena semana de reproches de rusos y ucranianos por la intervención del pontífice en un encuentro de jóvenes católicos en San Petersburgo; puede abrirse una guerra de telegramas.
Participación en la misa
Es costumbre que el Papa envíe telegramas a los jefes de estado cuyo espacio aéreo se sobrevuela durante las expediciones. Gesto que de forma sistemática responden algunos jefes de estado como es el caso del presidente de la república italiana. Pero en este caso hay asuntos diplomáticos más delicados que en otras ocasiones.
Así, Francisco enviará este jueves un telegrama de saludo al jefe de Estado chino, el presidente Xi Jinping, según ha confirmado el jefe de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, en declaraciones recogidas por KNA. Un gesto que es relevante ya que con China no hay relaciones diplomáticas oficiales y es un país que no cuenta con nuncio o representante permanente de la Santa Sede. Esta ocasión abre la oportunidad para establecer este canal informal.
Sin embargo, Vladimir Putin, el presidente ruso no recibirá ninguna comunicación por parte del pontífice ya que se ha buscado una ruta de vuelo que evita pasar por territorio ruso en plena guerra de Ucrania. Precisamente se anuncia en el mismo día que Moscú elogiaba la propuesta de “solución pacífica” de Roma frente al “rechazo” de Kiev en plena polémica sobre la reflexión de Francisco sobre los zares en el encuentro con los jóvenes. Ahora bien, al ser país fronterizo con Mongolia, serán muchos los católicos que se desplacen desde China y Rusia para participar en la misa papal que se celebrará al aire libre en la capital, Ulán Bator, el próximo domingo 3 de septiembre.
