El patriarca ecuménico de Constantinopla ha dado una vez más muestras inequívocas de su condena a Moscú, su distancia del patriarca de Moscú, Kirill, y su cercanía a la tesis geopolíticas y pastorales de Francisco. Así lo ha puesto de manifiesto Bartolomé I en el mensaje que ha firmado con motivo de la Jornada de Oración por la Protección del Medio Ambiente que se celebra mañana.
En el texto, ahonda en cómo los conflictos tienen efectos letales en la Creación y no elude referirse directamente a la crisis que atraviesa Europa: “La invasión rusa de Ucrania está asociada con una terrible devastación ecológica”. Es más, afirma que “cada acto de guerra es también una guerra contra la creación, ya que plantea una grave amenaza al medio ambiente natural”. Por ello, el líder cristiano expone que “la guerra debe cesar inmediatamente y debe iniciarse un diálogo sincero”.
Contaminación global
Con esta premisa, el pastor ortodoxo detalla que “la contaminación de la atmósfera, del agua y de la tierra debida a los bombardeos, el riesgo de un holocausto nuclear, la emisión de radiaciones peligrosas de las centrales nucleares que producen electricidad, el polvo cancerígeno producido por la explosión de edificios, la destrucción de Los bosques y el agotamiento de las propiedades agrícolas cultivables: todo esto demuestra que el pueblo y el ecosistema de Ucrania han sufrido y siguen sufriendo pérdidas incalculables”.
Más allá de la guerra europea, Bartolomé reflexiona sobre lo que se denomina la “cuarta generación” de derechos: “La lucha por los derechos humanos no puede ignorar el hecho de que estos derechos están amenazados por el cambio climático, por la falta de agua potable, de suelo fértil y de aire limpio, pero también por la degradación ambiental en general”. Así, relata que estos derechos “constituyen una unidad indivisible y que su protección es inseparable” en tanto que “la destrucción del medio ambiente natural afecta sobre todo a los pobres”.
