El 43º viaje apostólico de Francisco es una caja de primicias y sorpresas: el Papa visitará la más pequeña comunidad católica del mundo (apenas 1.500 fieles). Para conseguirlo realizará dos vuelos, uno de ida y otro de vuelta, que suman 16.508 kilómetros. El primero de ellos, por cierto, se llevará a cabo en la noche del jueves al viernes, siendo la primera vez que el Santo Padre dormirá en el avión que le conducirá de Roma a Ulan Bator.
Su anfitrión en Mongolia será el más joven miembro del Colegio Cardenalicio: el misionero italiano de la Consolata Giorgio Marengo que sólo cuenta 48 años y que conquistó a Bergoglio cuando acompañó el 28 de mayo del 2022 a una delegación de líderes budistas la religión dominante en la nación.
Cuando el avión papal aterrice en el aeropuerto Gengis Kahn de la capital mongola serán las 10 de la mañana del viernes 1 de septiembre (hora local) pero en Europa serán las cuatro de la mañana y en atención a la presumible fatiga de Francisco (86 años) y de su séquito (los cardenales Parolin, Tagle, Koch y Ayuso más el sustituto Edgar Peña y el secretario para las Relaciones con los Estados Paul Gallagher) se ha previsto una sencilla acogida oficial. Después, el Papa se dirigirá a la que será su residencia, la sede de la Prefectura Apostólica, puesto que, aunque Mongolia y la Santa Sede mantienen relaciones diplomáticas desde hace veinte años, no se ha construido hasta ahora la sede de la Nunciatura Apostólica a cuyo frente figura un Encargado de Negocios interino que reside en Seúl, Fernando Duarte.
La nutrida agenda papal comenzará el sábado 2 de septiembre cuando Francisco llegue a la plaza central de Ulan Bator donde se encuentran el Palacio del Gobierno y otros edificios oficiales. Será acogido por el presidente Khürelsükh, de 55 años y elegido para el cargo el 25 de junio del 2021. En su compañía, entrará en el llamado ‘palacio gris’ donde tendrá lugar el habitual encuentro con las autoridades, representantes de la sociedad civil y cultural, así como los miembros del Cuerpo Diplomático. Ese será el escenario del intercambio de discursos entre el presidente y el Papa. Este seguidamente visitara al presidente del Gran Hural -el parlamento unicameral de Mongolia- y al primer ministro Oyun- Ordene.
A primeras horas de la tarde -las 10 de la mañana en Roma y Madrid- el Santo Padre acudirá a la catedral de San Pedro y San Pablo cuya construcción recuerda la tradicional ‘ger’, típica habitación de los pueblos nómadas mongoles de forma circular y con las paredes forradas de fieltro para combatir el frío que en invierno puede alcanzar los 30 grados bajo cero. Allí le esperarán el obispo, una veintena de sacerdotes, religiosos y religiosas, los seis seminaristas mayores, misioneros laicos y catequistas. En total, una pequeña grey .
En ella se encuentra, aunque no sea católica, la señora Tsetsege que hace diez años encontró entre las basuras una estatua de la Virgen rebautizada como la ‘Madre del Cielo’ y que ocupa un lugar muy destacado en el templo. A todos ellos les dirigirá el que será el segundo de los cinco discursos previstos durante este viaje.
Al día siguiente, figura en el programa el importante encuentro ecuménico e interreligioso que tendrá lugar en el Teatro Hun y que marcará uno de los momentos culminantes de la visita. Por la tarde, presidirá la única eucaristía pública de este viaje en el ‘Arena Estepas’, un amplio espacio donde se espera a unas 2.500 personas, muchas de ellas provenientes de los países circundantes como China, Rusia, Kazajistán y Tailandia.
Antes de regresar a Roma el lunes 4 de septiembre Francisco inaugurará la Casa de la Misericordia, un centro asistencial y humanitario que dispondrá de una clínica y que servirá cuando sea necesario de refugio temporal para emigrantes o gentes desprovistas de alojamiento.