“En el viaje a Vietnam, si no voy yo, seguramente irá Juan XXIV. Es seguro que lo habrá, porque es una tierra que merece salir adelante. En los otros viajes está Marsella y luego hay alguien en un pequeño país de Europa y estamos viendo si podemos hacerlo pero, la verdad, para mí ahora hacer un viaje no es tan fácil como al principio, tengo limitaciones para caminar y esto limita, pero veamos”. De esta manera el papa Francisco ha dejado caer en la rueda de prensa en el vuelo de regreso a Roma desde Mongolia que su frenético ritmo viajero decaerá.
El Pontífice ha realizado 43 visitas apostólicas en estos días años de pontificado, visitando un total de 60 países diferentes. Y, aunque sueña con ir a Vietnam, no tiene del todo claro que le toque a él.
Precisamente, hablando sobre las crecientes buenas relaciones con el país, Jorge Mario Bergoglio considera que “Vietnam es una de las muy hermosas experiencias de diálogo que la Iglesia ha tenido en los últimos tiempos. Ambas partes tuvieron la buena voluntad de entenderse y buscar maneras de avanzar, hubo problemas, pero en Vietnam tarde o temprano los problemas se superarán. Hace poco hablamos libremente con el presidente de Vietnam. Soy muy positivo en cuanto a las relaciones con Vietnam; se ha trabajado bien durante años”.
Detenidos en el mismo continente, Cristina Cabrejas, de EFE, preguntó al Papa sobre la ofensiva de paz por Ucrania del cardenal Matteo Zuppi. “Trazó un plan que incluía visitar Moscú, Kiev, Washington e incluso Beijing. El cardenal Zuppi es un hombre de gran diálogo y visión universal, tiene en su historia la experiencia del trabajo realizado en Mozambique en la búsqueda de la paz y por eso lo envié”, ha respondido.
Asimismo, preguntado también sobre las relaciones con China, ha confirmado que “son muy respetuosas. “Personalmente tengo una gran admiración por el pueblo chino, los canales están muy abiertos, para el nombramiento de obispos hay una comisión que trabaja desde hace tiempo con el gobierno chino y el Vaticano, luego hay algunos católicos, sacerdotes o intelectuales católicos que a menudo son invitados a universidades chinas para impartir cursos”.
Y ha agregado: “Hay que avanzar en el aspecto religioso para entendernos más y que los ciudadanos chinos no piensen que la Iglesia no acepta su cultura y sus valores y que la Iglesia depende de otra potencia extranjera. La comisión presidida por el cardenal Pietro Parolin está recorriendo bien este camino amistoso: están haciendo un buen trabajo, también por parte china las relaciones están en camino”.
Otra de las grandes preguntas de la rueda de prensa ha sido la polémica suscitada por las palabras del Papa a jóvenes rusos que molestaron a Ucrania al considerar que exaltaban el imperialismo ruso, generando algún que otro problema de carácter diplomático.
“Al final del diálogo les di un mensaje, un mensaje que siempre repito: que se hagan cargo de su legado. Punto uno: toma tu herencia. Y también con esta visión intento establecer un diálogo entre abuelos y nietos. Un segundo paso, explicar el legado: de hecho, dije la idea de la gran Rusia, porque el legado ruso es muy hermoso. Piensa en el campo de las letras, en el campo de la música, hasta llegar a Dostojewski. El tercero, hablando de la gran Rusia en el sentido cultural, me acordé de lo que nos enseñaron en la escuela: Pedro I, Catalina II”, respondió ampliamente.
Asimismo, prosiguió: “Fue un añadido que me vino a la mente porque lo había estudiado en la escuela. Lo que les dije a los jóvenes rusos es que se hagan cargo de su herencia, que tomen su herencia, lo que significa no comprarla en otro lado. Toma tu herencia. Y qué legado nos ha dejado la gran Rusia: la cultura rusa es de una belleza, de una profundidad muy grande; y no debería cancelarse por problemas políticos. No estaba pensando en imperialismo cuando dije eso, hablé de cultura, y la transmisión de la cultura nunca es imperial, nunca; siempre es diálogo”.
Francisco continuó explayándose sobre esta cuestión volviendo a condenar los imperialismos: “Es cierto que hay imperialismos que quieren imponer su ideología. Cuando la cultura se destila y se transforma en ideología, este es el veneno. Se utiliza la cultura, pero destilada en ideología. Esto hay que distinguir cuando es la cultura de un pueblo y cuando son las ideologías que luego surgen de algún filósofo o político. Y lo digo para todos, también para la Iglesia. A menudo se colocan dentro de la Iglesia ideologías que la separan de la vida que viene de la raíz”.
“Una ideología es incapaz de encarnarse, es solo una idea. Pero cuando la ideología se produce y se convierte en política, normalmente se convierte en dictadura, ¿no? Y los imperialismos hacen esto. El imperialismo siempre se consolida sobre la base de una ideología. También debemos distinguir en la Iglesia entre doctrina e ideología: la verdadera doctrina nunca es ideológica, nunca; tiene sus raíces en el santo pueblo fiel de Dios; en cambio la ideología está desligada de la realidad, desligada del pueblo…”, ha completado.
Preguntado por los frutos del viaje por los periodistas de Mongolia que acompañaron al Papa de regreso a Roma, ha indicado que se siente satisfecho con el resultado: “La idea de visitarles me surgió pensando en la pequeña comunidad católica. Hago estos viajes para visitar comunidades católicas y también para entrar en diálogo con la historia y la cultura de los pueblos, con lo que es la mística de un pueblo. Es importante que la evangelización no sea concebida como proselitismo. El proselitismo siempre restringe”.
Del mismo modo, ha señalado el poder de Mongolia como puente. “Tenéis algo muy interesante, que favorece el diálogo y me gustaría llamarlo la ‘mística del tercer vecino’. Ulán Bator es la capital de un país que está entre dos grandes potencias: Rusia y China. Y por eso tu mística es intentar dialogar también con ‘terceros cercanos’: no por desprecio hacia estos dos, porque tienes buenas relaciones con ambos, sino por deseo de universalidad, de mostrar tus valores al mundo entero, y también recibir sus valores de los demás para que te lleve al diálogo”.