Con el corazón ardiente y pies en camino, tomando el lema del Domund 2023, Rafael Cob, obispo de Puyo y presidente del programa de misiones del episcopado ecuatoriano, se prepara para este evento que la Iglesia universal realizará el 22 de octubre.
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Destacó la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa como el evento de 2023 “con más de un millón y medio de jóvenes de todo el mundo escuchábamos la voz del Papa, que nos convocaba y animaba como María, a partir sin demora , a caminar en esperanza ,mirando nuestras raíces y sin miedo”.
“María es propuesta como misionera de la alegría”, por ello, “Evangelizar con alegría nos pedía el Papa en su primera encíclica: Evangelium gaudium, como María debemos tener un corazón ardiente, lleno de amor que se transforma en fuego que arde, que ilumina con el fuego del Espíritu que nos impulsa a salir, a caminar, fuego ardiente que disipa las tinieblas”.
Imitar al verdadero misionero
El prelado ha invitado a “construir el Reino de Dios en nuestras parroquias, haciendo de ellas comunidades misioneras, multiplicadoras de la alegría de Jesús, de su paz y de su amor, de su verdad y su justicia, ser Iglesia en salida”.
Esto exige “una pastoral misionera ad-gentes, no contentarnos con un culto sin vida, un culto vacío, sino que nos lleve a vivir el amor ardiente de salvar almas para Dios. Con pies que caminan en el acompañamiento al hermano, compartiendo el camino en la escucha al otro”.
Sobre todo tener “pies ligeros y presurosos como quien corre a decir como María, que Jesús vive, pies en el camino de la misericordia que saben levantar al otro, pies del samaritano que se solidarizan con el necesitado, levantando al caído, consolando al triste o solo, socorriendo al emigrante, al que está cansado o sediento”.
Cob aclara que un corazón ardiente y misionero “no se conforma con aplaudir al misionero que da la vida por el otro, sino que imita al verdadero misionero poniéndose en camino en búsqueda”.
La esperanza está en la misión
En tiempo sinodal “Cristo misionero nos quiere misioneros” para “formar un pueblo que camina unido por el mismo Espíritu, con el horizonte común de la esperanza”.
La esperanza de la Iglesia está “en la misión, o somos misioneros de corazón ardiente y pies en camino o no seremos la Iglesia que Jesús fundó, una Iglesia de la alegría que se vive y se anuncia, donde todos tienen una misión, todos en camino misionero”.
Por tanto, obispos, sacerdotes, consagrados y laicos, todos, “misioneros renovemos nuestras parroquias haciéndolas misioneras, descubriendo su vocación bautismal y como el Padre me envió así os envío yo”.
Foto: Vicariato de Puyo