El papa Francisco ha reflexionado hoy antes de rezar el ángelus sobre la corrección fraterna de la que habla hoy el Evangelio (cf. Mt 18, 15-20). Según el Pontífice, esta es “una de las expresiones más grandes del amor, y también una de las más exigentes”. Así, ha pedido que “cuando un hermano en la fe comete una falta contra ti, tú, sin rencor, ayúdalo corrigiéndolo”.
Durante su alocución, Jorge Mario Bergoglio ha lamentado que, “por desgracia, lo primero que se suele crear en torno a quien se equivoca son habladurías, en las que todos se enteran del error, con todos los detalles, ¡menos la persona afectada! Esto no está bien y no agrada a Dios”.
En este sentido, ha añadido: “No me canso de repetir que los chismes son una plaga en la vida de las personas y de las comunidades, porque traen división, sufrimiento y escándalo, y nunca ayudan a mejorar y a crecer”.
Como ha puesto sobre la mesa el Papa, “Jesús, sin embargo, nos enseña a comportarnos de otra manera”. Si tu hermano comete una falta contra ti, “háblale lealmente, para ayudarlo a entender en qué se equivoca. Hazlo por su bien, superando la vergüenza y encontrando el verdadero valor, que no es hablar mal de él a sus espaldas, sino decirle las cosas a la cara con mansedumbre y amabilidad”.
Pero, “podemos preguntarnos, ¿y si no es suficiente? ¿Si no entiende? Entonces hay que buscar ayuda. Pero, ¡cuidado! ¡No la del grupito que chismea!”, ha advertido.
¿Y si sigue sin entender? “Entonces, dice Jesús, involucra a la comunidad. Pero también en este caso, seamos claros: no se trata de poner a la persona en la picota, de avergonzarla públicamente, sino de unir los esfuerzos de todos para ayudarla a cambiar”.
Y es que, “señalar con el dedo a las personas no es bueno, de hecho, a menudo hace más difícil que quien se ha equivocado reconozca su propio error. Más bien, la comunidad debe hacerle sentir a él o a ella que, al tiempo que condena el error, le está cerca con la oración y el afecto, siempre dispuesta a ofrecer el perdón y a empezar de nuevo”.
A este respecto, ha preguntado en alto: “¿Cómo trato a los que se equivocan contra mí? ¿Me lo guardo y acumulo resentimiento? ¿Hablo acerca de ello a sus espaldas? ¿O intento hablarles? ¿Rezo por él o ella, pido ayuda para hacer el bien? Y nuestras comunidades, ¿se hacen cargo de los que caen, para que puedan volver a levantarse y empezar una nueva vida? ¿Señalan con el dedo o abren sus brazos?”.
Tras rezar el ángelus, Francisco ha puesto el foco en Marruecos. “Mi cercanía al pueblo de Marruecos. Rezo por los heridos, por quienes han perdido la vida y por sus familiares. Espero que la ayuda de todos pueda sostener a la población en este momento”.
Por otro lado, ha recordado que hoy en Polonia se ha celebrado la beatificación de la familia Ulma, quienes son un ejemplo de “cómo dejar la puerta de las armas por la de la oración”. Asimismo, ha pedido “intensificar la oración por la martirizada Ucrania”.