Vaticano

El Papa contra el ‘carewashing’: “Es feo que los empresarios no inviertan en seguridad y limpien su conciencia con obras caritativas”

“Somos seres humanos y no máquinas, personas únicas y no repuestos”, ha recordado Francisco en su audiencia con la Asociación Nacional de Trabajadores Mutilados e Inválidos





Francisco ataca a la doble moral del ‘carewashing’. Un término bastante extendido en los últimos años en el mundo empresarial –a la par que, por ejemplo, el green washing, que hace referencia a utilizar iniciativas vinculadas a la sostenibilidad para tapar otros asuntos– y que, tal como ha explicado el Papa, “ocurre cuando empresarios o legisladores, en lugar de invertir en seguridad, prefieren limpiar su conciencia con alguna obra caritativa, y esto es feo”.



Y es que, para el Papa, la seguridad en el trabajo es “una parte integral del cuidado personal. De hecho, para un empleador, es el primer deber y la primera forma de bien”. Así lo ha expresado este lunes en su audiencia con la Asociación Nacional de Trabajadores Mutilados e Inválidos (ANMIL), a quienes ha recibido con motivo del 80° aniversario de su fundación.

En este sentido, Francisco ha denunciado que el empresario anteponga “su imagen pública a todo lo demás, convirtiéndose en benefactores en la cultura o el deporte, en las buenas obras, haciendo accesibles obras de arte o edificios de culto, pero sin prestar atención al hecho de que, como enseñó un gran padre y doctor de la Iglesia, san Ireneo de Lyon: ‘la gloria de Dios es el hombre vivo'”.

Contra el “desperdicio de vidas humanas”

“Lamentablemente”, ha reconocido el Papa, “las tragedias y los dramas en el lugar de trabajo no cesan, a pesar de la tecnología que tenemos a nuestra disposición para promover lugares y tiempos seguros”. “A veces parece escuchar un boletín de guerra”, ha asegurado, subrayando que “esto sucede cuando el trabajo se deshumaniza y, en lugar de ser el instrumento con el que el ser humano se realiza poniéndose a disposición de la comunidad, se convierte en una carrera exasperada por el lucro. Y esto es malo”.

Por ello, para Francisco “las tragedias comienzan cuando el objetivo ya no es el hombre, sino la productividad, y el hombre se convierte en una máquina de producción”. En este sentido, para el Papa “la parábola del buen samaritano se repite: ante personas que están heridas y que corren el riesgo de ser abandonadas al lado del camino de la vida podemos hacer como aquellos dos personajes religiosos, el sacerdote y el levita que, para no contaminarse, No te detengas y sigue recto, con indiferencia. Y en el mundo del trabajo a veces sucede así: seguimos, como si nada, entregados a la idolatría del mercado”.

Sin embargo, “no podemos acostumbrarnos a los accidentes laborales, ni resignarnos a la indiferencia ante los accidentes”. “No podemos aceptar el desperdicio de vidas humanas”, ha insistido, porque “las muertes y las lesiones son un trágico empobrecimiento social que afecta a todos, no sólo a las empresas o familias involucradas”.

“No se puede, en nombre de un mayor beneficio, pedir demasiadas horas de trabajo, disminuir la concentración, o considerar los formularios de seguro o las solicitudes de seguridad como gastos inútiles y pérdida de ingresos”, ha insistido el Papa. “Somos seres humanos y no máquinas, personas únicas y no repuestos. Y muchas veces algunos operadores son tratados como repuestos”.

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