El Observatorio Mundial de Mujeres ha organizado un ciclo de tres seminarios web titulados ‘Preparémonos para la Asamblea en diálogo con las mujeres del Sínodo’
La próxima Asamblea del Sínodo de los Obispos promete ser un acontecimiento extraordinario en el que participarán 85 mujeres, 54 de las cuales tendrán derecho de voto. Ante este escenario de inclusión, que representa un paso significativo hacia la plena colaboración entre mujeres y hombres dentro de la Iglesia, como parte de su proyecto ‘Sinodalidad y Mujeres’, el Observatorio Mundial de Mujeres (WWO) de la Unión Mundial de Organizaciones femenínas Católicas (UMOFC), organiza los días 13 y 14 de septiembre un ciclo de tres seminarios web preparatorios titulados ‘Preparémonos para la Asamblea en diálogo con las mujeres del Sínodo’
El primero de estos seminarios ha sido presentado por Nathalie Becqart, subsecretaria del Sínodo, y ha señalado que si bien este comienza en octubre, “forma parte de un proceso mucho más largo”. “Estará abierto a las mujeres, no solo a las que participan en la asamblea. Desde el inicio las mujeres han participado, y muchas lo harán con derecho a voto, representando a los cinco continentes”, ha añadido.
Asimismo, en cuanto al Instrumentum Laboris del Sínodo ha apuntado que “es el resultado de mucho trabajo y está basado en las siete asambleas continentales. Es el instrumento que sostiene el camino sinodal”.
Por su parte, Julia McStravog, coordinadora del Sínodo Continental en Estados Unidos, ha profundizado acerca de las palabras “radicalidad” y “misterio” según estas aparecen en el Instrumentum Laboris. Mientras, Oksana Pimenova, testigo del Proceso Sinodal en la Asamblea Sinodal, ha hecho incapié en la importancia de la corresponsabilidad de la misión: “El Señor nos creó como personas complementarias, por lo que trabajar juntos puede ser muy beneficioso si ambos saben comunicarse”.
La sesión ha contado también con la intervención de Daniela Cannavina, moderadora en la Asamblea Sinodal, quien ha centrado sus palabras en el tema ‘Una comunión que se irradia’. “Irradiar la comunión es una invitación a desempeñar un papel de testimonio profético en un mundo tan fragmentado”, ha explicado, señalando así la necesidad de la Iglesia de “caminar con los ciudadanos para la construcción del bien común”.
“Urge direccionarse hacia palabras como inclusión, reconciliación, sanación de la memoria, interconexión…”, ha continuado Cannavina. En este sentido, ha subrayado que, en este Sínodo, “los pobres aparecen como sujeto evangélico por excelencia y toman rostro en las mujeres, los pueblos originarios, migrantes, niños… Y esto marca un nuevo modo de ser Iglesia: una Iglesia en salida y samaritana”.
En todo ello, tal como ha apuntado Cannavina, la hospitalidad tiene un papel fundamental. Y, en concreto, “la mujer tiene el rostro de la hospitalidad y el estilo samaritano que debe tener la Iglasia”.