Según ha podido confirmar ‘Vida Nueva’, la renuncia de Víctor Masalles a la diócesis dominicana de Baní no está motivada por un encargo pastoral del presidente del Episcopado español
“Luego de un proceso de discernimiento, a raíz de una invitación del cardenal Omella, arzobispo de Barcelona, a colaborar en su diócesis, decidí aceptar el desafío, junto a los retos que representa”. Con este mensaje en redes sociales, Víctor Masalles justificaba el pasado martes su renuncia como obispo de Baní, diócesis de República Dominicana, creada por Juan Pablo II en 1986 y que cuenta con cerca de 800.000 habitantes.
“Me siento muy agradecido por la acogida que me ofrece el Sr. Cardenal”, exponía además el prelado de origen catalán, que añadía que “la renuncia a Bani era un requisito para poder aceptar la invitación a colaborar en Barcelona, y se hizo con el visto bueno del Papa Francisco que yo asumiese este compromiso”. Es más, incluso sostiene que “busco siempre estar en el lugar que entiendo que Dios quiere y que la Iglesia me requiere”.
Sin embargo, según ha podido confirmar Vida Nueva, a Masalles ni se le ha requerido ni se le espera en la capital catalana. Fuentes del arzobispado de Barcelona desmienten que haya un vínculo de amistad entre y el presidente del Episcopado español. De la misma manera, también niegan que se le haya fichado para responsabilidad pastoral alguna. De hecho, a Masalles no se le considera un obispo misionero, en tanto que, si bien nació en la Ciudad Condal, no ha tenido un vínculo afectivo vocacional directo con la Iglesia local.
Y es que, en estos días, se ha llegado a especular con la posibilidad de que su renuncia se hubiera producido para nombrarle obispo de alguna diócesis catalana. Desde la Conferencia Episcopal Tarraconense desmienten de forma categórica este extremo. Es más, de haber sido así, recuerdan que la Santa Sede habría comunicado inmediatamente su cese en su actual diócesis y el nombramiento en su lugar de destino, un hecho que no ha sucedido ni está en la agenda eclesial. Así pues, quedarían abiertas tanto las razones por las que ha tenido lugar la salida precipitada de Masalles, que tiene 62 años, de República Dominicana, como su misión pastoral a partir de ahora.