El Papa ha recibido hoy en audiencia a los participantes de los capítulos generales de los Rogacionistas del Corazón de Jesús y las Hermanas Hijas del Divino Celo
“Sin oración no puedes estar en pie y no sabes adónde ir”. Este es el principal mensaje que el papa Francisco le ha transmitido a los participantes de los capítulos generales de los Rogacionistas del Corazón de Jesús y las Hermanas Hijas del Divino Celo, durante la audiencia celebrada esta mañana en el Palacio Apostólico Vaticano.
Durante su discurso, el Pontífice les ha alabado por su tesón, pues “se requiere una buena dosis de coraje para seguir siendo fieles hoy a la inspiración original de san Aníbal Di Francia –fundador– y al mismo tiempo estar atentos a las necesidades de un mundo cambiante”.
En unas palabras centradas en la oración, Jorge Mario Bergoglio ha destacado que esta es “el hilo rojo que recorre la vida de san Aníbal”. “Su propia vocación se le manifiesta mientras se encuentra en adoración ante el Santísimo Sacramento”, porque “cuando uno se pone dócil y humilde ante Dios, muchas veces recibe una comprensión específica del sentido de su vida: es en la oración fiel y perseverante, en particular en la Adoración, que todo entra en armonía, que se perciben las cosas con mayor claridad, encontrando en el Señor la fuerza y la luz para caminar según sus planes”.
En este sentido, ha recordado que “es importante, por tanto, que haya cada día un diálogo prolongado con el Señor, y luego una invocación a Él antes de cada momento importante, de cada encuentro, de cada decisión”.
“En la Messina de su tiempo, partiendo de la pobreza del barrio Case Avignone y luego yendo más allá, con una mirada más amplia y una acción cada vez más amplia, también él sintió, como Jesús, una compasión punzante por la humanidad pobre en cuerpo y espíritu. Y comprendió que lo primero que debía hacer era orar, no ciertamente para convencer a Dios de que enviara pastores, como si no le importara su pueblo, sino para dejarse cada vez más abrumado por la visceralidad de su amor paterno y maternal”, ha agregado.
Dirigiéndose directamente a los religiosos y las religiosas, Francisco les ha pedido que “sean especialistas de Dios, no tanto estudiosos de técnicas, estadísticas y teorías, aunque estas también puedan ser útiles. Sean especialistas en las artes de la oración y de la caridad: manos entrelazadas ante Dios y manos extendidas hacia los hermanos. Manos juntas y manos extendidas: ¡Así nos convertimos en especialistas de Dios! Esta es su misión. De hecho, también hoy el Señor llama y muchos jóvenes necesitan testigos y guías creíbles que, mostrándoles la belleza de una vida entregada al amor, les ayuden a decir ‘sí'”.
Antes de despedirse, el Papa les ha pedido que sigan rezando por las vocaciones, pero que no se olviden tampoco de rezar por él.