España

Carlota Valenzuela: ¡Ella es la Egeria del Siglo XXI!

  • La joven granadina peregrinó durante casi un año desde Finisterre hasta Jerusalén
  • Nueve meses después de lo vivido, relata cómo fue su paso a paso hasta abrazar el Santo Sepulcro





Egeria solo se le adelantó 1641 años. Carlota Valenzuela es una treintañera granadina que el 2 de enero de 2022 partió a pie desde Finisterre con un objetivo: llegar a Jerusalén. Más de diez meses de peregrinación –6.000 kilómetros y 12 países– que la joven ha compartido hoy en un encuentro con periodistas organizado por Turismo de Israel.



Una historia increíble que, aunque a ella le ruboriza, emula el viaje que la gallega realizó a los Santos Lugares entre el año 381 y 384. “Quería hacer una peregrinación completa, del fin al inicio. Finisterre se creía que era el fin de la Tierra y mi objetivo es ir a Jerusalén, que es para mí donde todo se inició”, señala la joven. Y agrega con una sonrisa: “Lo he hecho al revés del Apóstol Santiago”.

Diecisiete siglos después, Carlota emprendió un viaje que solo ha sido posible gracias a su fe, pues “si tuviera que repetirlo hoy creo que no me siento ni preparada ni con la fuerza que tenía entonces”. Sin embargo, y pese a los días malos, “jamás pensé que no estaba mereciendo la pena, porque no se puede comparar con ningún otro viaje”.

Con un evangelio y un cuaderno

Al igual que Egeria, Carlota viajó con un evangelio y un cuaderno en el que, a modo de diario, iba recogiendo sus vivencias. ¿Lo mejor? Esos prójimos que iba encontrando en el camino, esas manos amigas que siempre encontró en tantos hermanos con los que coincidió en el camino ofreciéndole comida o techo.

Pero, ¿cómo surgió todo? “Trabajaba en una multinacional, pero pedí una excedencia. Mi peregrinación se dio porque Dios lo había puesto ahí”. Sin más. Así que sin pensarlo más, en enero se lanzó, recorriendo durante casi dos meses España, hasta que a finales de febrero entró en Francia, donde estuvo más de dos meses.

En mayo cruzó la frontera italiana, donde permaneció hasta julio, pues, aunque era más fácil no pasar por Roma, no estaba en sus planes perderse la Ciudad Eterna. Allí, incluso, “por lo pesada que fui, conseguí saludar al papa Francisco durante una audiencia general y pedirle su bendición para continuar la peregrinación”, explica.

La hospitalidad de todos

A final de julio llegó a Eslovenia y en agosto ya tocó tierras croatas. En septiembre tocó el turno de Montenegro y Albania, país este último donde le desbordó la hospitalidad de la gente. De hecho, no gastó ni un solo euro, porque todos aquellos prójimos que se topó le agasajaron con todo cuanto tenían.

En octubre tocó el turno de Grecia, donde una vez más confirmó que no viajaba sola. Pese a que su intención era llegar por tierra, no podía atravesar Líbano ni Siria, por lo que su idea era un velero que le llevara hasta Israel, aunque no tenía nada cerrado. Mientras estaba en Atenas recibió una llamada de Cope para hacerle una entrevista.

Una conversación que escuchó al otro lado de las ondas un israelí de viaje de negocios en España. Pocos minutos después, recibió un mensaje de Instagram en el que Claudio -así se llama su salvador- le ofrecía recogerla en Chipre con su velero. Y así fue como, confiando, llegó el 4 de noviembre a Israel.

Tras los pasos de Jesús

Una vez en el país, quiso seguir las huellas de Jesús, por lo que no fue directamente a Jerusalén, sino que subió al norte para hacer el Sendero del Evangelio -desde Nazaret a Cafarnaum-. Allí vivió una experiencia “increíble”: celebrar el Sabbat con una familia de judíos ortodoxos.

De allí bajó hasta Jaffa para comenzar el acuñado como ‘Way to Jerusalem’, un nuevo camino creado por los israelíes Yael Tarasiuk y Golan Rice que recorre 400 km.

De bajada a Jerusalén, concretamente cuando estaba en Ein Karem, recibió una llamada: su abuela había enfermado. Carlota aceleró el paso para llegar y poder abrazar el Santo Sepulcro el 26 de noviembre. De ahí, vuelo a España para “acompañar a mi abuela en sus últimos días”… Y así finalizó la peregrinación de esta Egeria moderna.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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