“Es un recurso que la Iglesia pone al servicio de los últimos para acompañarlos y posibilitar su proceso de reinserción social”, afirma el obispo
La Virgen de la Merced, cuya fiesta se celebra este domingo, está vinculada al mundo de la cárcel. Con motivo de esta celebración, el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, ha publicado un mensaje pastoral en el que anima a tener presente el mundo de la cárcel y a las personas presas. En él da detalles, además, del nuevo proyecto social ‘Alborada’, coordinado por las delegaciones diocesanas de Cáritas y Pastoral Penitenciaria: un piso de acogida para personas privadas de libertad.
“Esta fiesta nos permite poner nuestra mirada ante esta realidad de la cárcel: un mundo muy desconocido para el gran público, marcado por clichés cinematográficos y condicionado por los casos más mediáticos“, señala el obispo. “Un mundo alejado de la vida cotidiana, situado siempre en el extrarradio de la sociedad y, lo que es más triste, sepultado ante nuestra indiferencia y nuestro olvido”.
“Vivimos en una sociedad fuertemente vindicativa”, afirma el prelado. Sin embargo, “La Virgen de la Merced nos habla de misericordia: la misericordia que define a nuestro Dios y que es la única capaz de generar vida allá donde se implanta”. “La misericordia que permite fijarse y centrarse en la persona para que, desde el cariño tan ausente en muchas vidas, y desde la libertad, se pueda engendrar un futuro nuevo y diferente”.
De esta manera, el obispo apunta que “la celebración de este año para nuestra diócesis de Mondoñedo-Ferrol es especialmente significativa”, ya que, “aunque en el territorio de nuestra diócesis no existe ninguna cárcel física, sí que existen personas privadas de libertad que proceden de nuestras parroquias, de nuestras familias, de nuestras comunidades. Por eso, tras un largo proceso de gestación en el que han estado muy comprometidas Cáritas Diocesana y la Pastoral Penitenciaria, surge un piso de acogida para personas privadas de libertad” con el nombre de Proyecto Alborada.
Tal como explica García Cadiñanos, se trata de un nuevo recurso que la Iglesia pone al servicio de los últimos para acompañarlos y posibilitar su proceso de reinserción social. “Con la ayuda de los técnicos y de un grupo de voluntarios, se permitirá a gentes de nuestra diócesis que cumplen condena en la cárcel de Teixeiro que puedan disfrutar de sus permisos de segundo grado más cerca de su familia, lo que redundará en un mejor proceso. De esta manera, este recurso se convierte en un nuevo espacio de misericordia situado en la ciudad de Ferrol para hacerla más humana y habitable”.