“No quiero que pase sin que haga una atención a un problema que es muy grave en esto de los abusos, las filmaciones de pornografía infantil, que lamentablemente pagando una cuotita ya lo pueden tener en el teléfono”. Esta es la preocupación que el papa Francisco ha trasladado hoy al Centro de Investigación y Formación para la Protección de Menores de Latinoamérica (CEPROME), a quienes ha recibido en audiencia en el Vaticano.
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En este sentido, ha continuado: “¿Dónde se hace esta pornografía infantil? ¿En qué país se hace? Nadie lo sabe. Pero es la criminalidad puesta al servicio de cada uno a través de sus telefonitos. Por favor, hablemos de esto también. Porque esos niños que son filmados, son víctimas, víctimas sofisticadas de esta sociedad de consumo. No se olviden de este punto que a mí me preocupa mucho”.
Más allá de la pornografía infantil, Jorge Mario Bergoglio ha comenzado su intervención recordando el relato evangélico del Juicio Final -“Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Mt 25,40)-.
“Cómo cambiaría el mundo si nos convenciéramos interiormente de que cada uno de los pequeños que encontramos son reflejo del rostro de Dios. Si viéramos en el sufrimiento de cada niño, de cada persona vulnerable, un trazo impreso en el velo con que la Verónica enjugó el rostro de Cristo, ha señalado.
“Si fuera uno solo ya sería escandaloso”
El Pontífice les ha agradecido su trabajo para erradicar la lacra de los abusos tanto de la Iglesia como de la sociedad, y les ha empujado a seguir luchando.
Y en este punto les ha llamado a no despejar nunca balones fuera: “Los abusos que han golpeado a la Iglesia no son más que un pálido reflejo de una triste realidad que abarca a toda la humanidad, y sobre la que no se presta la necesaria atención. Alguno puede decir: ‘Ah, no son tantos, entonces’. Si fuera uno solo, ya sería escandaloso, uno solo, y son más de uno”.
Según ha recalcado, la Iglesia ha avanzado en este camino y “no dejará de hacerlo, y eso gracias a pastores profetas, un cardenal, que fue capaz de agarrar una ‘papa caliente’ como era Boston en aquel momento, y adelante, sin cuidar el dinero, más bien a la gente y a los chicos heridos. Y por eso le quiero agradecer públicamente”, ha dicho ante el cardenal Sean P. O’Malley, presente durante la audiencia.
Para Francisco, “es necesario también que esto sea un trabajo significativo para la sociedad, de modo que los pasos y las conquistas de la Iglesia en este camino puedan ser un acicate para que otras instituciones promuevan esta cultura del cuidado”.
“Que los esfuerzos no se queden en la mera aplicación de protocolos”
Por otro lado, el Papa les ha insistido en que los esfuerzos “no se queden en la mera aplicación de protocolos, sino que los confiemos a Jesús en la oración”.
“Con humildad y verdad, sepamos reconocernos entre esos ‘pequeños’. Y puestos ante el Redentor, contemplemos también en ese rostro ultrajado el sufrimiento que hemos recibido y causado, para no sentirnos distantes de las personas que acogemos, sino hermanos, también en el dolor”, ha apuntado.
Y ha añadido: “Dialoguemos con Jesús, escuchemos esa Palabra que nos perdona, que nos sana, que nos redime, a todos. Él no asumió el pecado del mundo para condenarlo, sino para salvarlo, y nos enseñó que no hay amor más grande que el que da la vida, el que la deja en un trazo de su Santa Faz”.