Francisco expresa, durante la audiencia general, su deseo de que “el Mediterráneo recupere su vocación de cuna de civilización, de vida y de paz”
“Nos hemos visto afectados por este período histórico en el que las migraciones forzadas se han convertido en sí mismas en un signo de los tiempos, en el signo que nos llama a todos a hacer una elección fundamental: la elección entre la indiferencia y la fraternidad”. Así se ha expresado el papa Francisco hoy durante la audiencia general de los miércoles recordando su reciente visita a Marsella para participar en los Encuentros del Mediterráneo.
Según ha expresado, “el sueño y el desafío compartido es que el Mediterráneo recupere su vocación de cuna de civilización, de vida y de paz”, porque “no podemos permitir que se convierta en una tumba, o que facilite la guerra y la trata de personas”. Del mismo modo, ha recordado que “hace dos mil años, de su costa oriental partió el Evangelio de Jesucristo, para que todos los pueblos conocieran el amor del Padre, que nos llama a vivir en fraternidad”.
El Pontífice ha destacado que la principal conclusión de estos encuentros es que “ha surgido una visión del Mediterráneo que yo definiría simplemente humana, no ideológica, no estratégica, no políticamente correcta ni instrumental; no, humana, es decir, capaz de referirlo todo al valor primario de la persona y su dignidad inviolable”.
Pero también ha hecho hincapié Jorge Mario Bergoglio en la esperanza. “Necesitamos una mirada sobre el Mediterráneo que nos ayude a infundir esperanza en nuestra sociedad, y especialmente a las nuevas generaciones”. “Una mirada de esperanza, con experiencias y rostros concretos, que nos impulsen a construir relaciones fraternas y de amistad social”, ha aseverado.
En su saludo a los peregrinos de lengua española, a pedido a “María, Consuelo de los Migrantes, que acompañe el camino de los pueblos del Mediterráneo, para que entre todos construyamos un mosaico de esperanza y fraternidad”.
Por otro lado, en su saludo a los peregrinos polacos ha vuelto a poner la mirada en Ucrania: “Recuerden a sus hermanos y hermanas ucranianos, obligados a abandonar su patria devastada por la guerra, que buscan ayuda, refugio y buena voluntad en su país”. “Muéstrales tu bienvenida evangélica”, ha subrayado.