Tras la difusión de la “noticia” en redes sociales, el Departamento de Comunicaciones de la Presidencia de Turquía, como recoge el medio ‘Daly Sabah’, se ha visto obligado a desmentir que se haya vendido al Vaticano uno de sus monumentos culturales y religiosos más emblemáticos de Estambul: Santa Sofía.
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El histórico templo, que fuera catedral bizantina ortodoxa, luego mezquita y, durante décadas, museo, hasta su reciente recuperación como templo ilámico por parte del Gobierno de Erdogan, es “imposible” que pase a tener una titularidad católica.
Noticias infundadas
Así de tajante se ha debido de mostrar el Ejecutivo turco, que ha pedido a su población que “no preste atención a noticias infundadas de que la Gran Mezquita de Santa Sofía fue vendida o su restauración durará 50 años, durante los cuales estará cerrada”.
De este modo, el templo mantendrá su actual estatus como mezquita. Fue en 2020 cuando el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que Santa Sofía volvería a ser un templo islámico. Un hecho que tuvo unas consecuencias históricas enormes. Y es que estamos, ni más ni menos, que ante el que fuera principal templo del Imperio Romano de Oriente, hasta que Constantinopla cayó en manos del sultán Mehmed II en 1453 y la ciudad pasó a ser llamada Estambul, capital desde entonces del Imperio Otomano.
Durante cinco siglos
En esos cinco siglos, la que fuera iglesia más grande de todo el mundo (datada del siglo VI, fue durante un milenio el templo cristiano de referencia en todo Oriente), fue una mezquita. Algo que se mantuvo hasta la caída del Imperio Otomano y la implantación de la República Turca, cuando, bajo la presidencia de Kemal Atatürk (1923-1938), quien sentó las bases del triunfo de la Revolución de los Jóvenes Turcos en 1908, se apostó por un modelo político “democrático, moderno y laico”. Fruto de ese proceso de “desislamización”, el gran hito simbólico consistió en la conversión de Santa Sofía en un museo, algo que fructificó en 1934.
Ahora, bajo el mandato de Erdogan, el recuerdo del Imperio Otomano y la reclamación de las esencias islámicas están más presentes que nunca, lo que ha provocado numerosos enfrentamientos con grupos opositores que denuncian que está desnaturalizando la República democrática.
Pesar de Bartolomé
Además de esa tensión política, a nivel religioso la medida también generó un fuerte malestar en el patriarca ortodoxo de Constantinopla, Bartolomé , que mostró su abatimiento: “¿Qué puedo decir como clérigo cristiano y patriarca griego en Estambul? En lugar de unirnos, un patrimonio de 1.500 años nos está dividiendo. Estoy triste y conmocionado”.