El jesuita Antonio Spadaro es el nuevo subsecretario del Dicasterio para la Educación y la Cultura. El Papa ha confiado en él para que forme parte, desde el 1 de enero, del equipo del prefecto, el portugués José Tolentino de Mendonça, junto a Antonella Sciarrone, la otra subsecretaria que hasta hace un año era vicerrectora de la Universidad Católica del Sacro Cuore.
Spadaro, que desde 2011 ha llevado las riendas de ‘La Civiltà Cattolica’, la principal revista de la Compañía de Jesús, ya era consultor del Dicasterio, además de miembro de la Pontifica Academia de Bellas Artes y miembro de nómina pontifica en el Sínodo de los Obispos. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Mesina, este sacerdote de 57 años es, además, doctor en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana.
Por otra parte, a partir del 1 de octubre, el nuevo director de ‘La Civiltà Cattolica’, será el jesuita portugués Nuno Da Silva Gonçalves, que hasta el año pasado fue rector de la Pontificia Universidad Gregoriana. Se da la circunstancia de que es la primera vez que un no italiano está al frente de la publicación de la Compañía de Jesús, que cuenta con más de 170 años de historia.
PREGUNTA.- ¿Alguna vez imaginó que formaría parte de un Dicasterio vaticano? Hay quien le había situado como secretario o prefecto del Dicasterio para la Comunicación, no en Educación y Cultura…
RESPUESTA.- Como jesuita, siempre me he considerado al servicio de una obra. He trabajado 25 años en ‘La Civiltà Cattolica’, doce de ellos como director. Ha sido una experiencia realmente extraordinaria, que nunca imaginé que viviría. Cuando hace un año mis superiores me dijeron que estaban pensando en un cambio de dirección, sentí que era el momento adecuado para partir de la mejor manera y en el mejor momento. Pero no recibí indicaciones precisas sobre mi futuro.
Cuando hace unos meses corrió en nuestros círculos la noticia del cambio de rumbo, recibí la propuesta de formar parte del Dicasterio para la Cultura y la Educación. Pedí que se tratara el asunto con mis superiores, pero, por lo que a mí concernía, estaba muy feliz. En ese Dicasterio hay un ambiente en el que siempre me he sentido muy acogido, es un lugar donde puedo gastar mejor mis energías. Y esto me permitirá mantener abiertas todas las cuestiones de interés que he desarrollado a lo largo de los años de ‘La Civiltà Cattolica’: de la cultura digital a la política internacional, del arte a la teología. Y me ayudará a acrecentar mi curiosidad por el mundo.
P.- ¿En qué área cree que se va a mover con más pasión: Educación o Cultura?
R.- Mi primera misión como jesuita fue en el mundo de la educación superior. También tuve experiencia docente en la Gregoriana. Mi primer artículo para La Civiltà Cattolica estuvo dedicado precisamente a los problemas educativos. Ciertamente, desde que fui destinado a ‘La Civiltà Cattolica’, el campo de trabajo ha sido el cultural. En cualquier caso, este es el mejor momento para que converjan todos esos intereses. Y, por lo que a mí respecta, no podemos hablar de ninguna disciplina sin hablar de su vertiente educativa.
P.- Estar tan cerca del Papa como cronista durante estos diez años de pontificado, le ha permitido conocer en primera persona a un líder global al que otros describen y juzgan de lejos. ¿Quién es Jorge Mario Bergoglio?
R.- Es la pregunta que yo mismo le hice al Pontífice en mi primera entrevista que publicamos hace exactamente diez años, el 19 de septiembre de 2013. Él respondió: “Soy un pecador a quien el Señor ha mirado”. Y lo dijo con gran convicción. La experiencia que tengo de él es que es un hombre que vive inmerso en Dios, no en la contemplación abstracta, sino en medio de muchas cosas y entre muchos compromisos. Es un contemplativo en acción. Actúa por discernimiento, casi por olfato. Busca a Dios. Es un hombre decidido y, a la vez, dulce. No deja que nada le detenga si siente que lo que hace debe hacerlo. Humanamente hablando, tiene genio y es muy receptivo a la experiencia que vive.
P.- La confianza del Papa en usted ha hecho que recibiera muchos ataques directos como asesor o consejero informal… ¿Hasta qué punto le han afectado estas críticas? ¿Llegó en algún momento a pensar en dejar sus responsabilidades?
R.- Nunca. Por supuesto que no sienta bien que te ataquen. La malicia y la mezquindad, a veces incluso el rencor, no desaparecen permaneciendo indiferente. Duelen. Por otro lado, es lamentable que esto suceda como algo normal. Pero me gusta una imagen que utilizó una vez el Papa: por la noche, cuando va a la capilla, es como si se quitara el abrigo para dejarlo en la percha y se fuera a dormir ligero.