Vaticano

El colegio cardenalicio de Francisco: ¿El ocaso del imperio europeo para dirigir un cónclave?





“Los cardenales, gracias a Dios, son de todas partes del mundo, de las más diversas naciones”. Así arrancaba Francisco esta mañana la homilía de su noveno consistorio en el que ha creado 21 nuevos cardenales, 18 de ellos menores de 80 años por lo que podrían participar hoy en un imaginario cónclave. En total, a partir de ahora, el colegio cardenalicio contará con 242 cardenales, de los cuales, 136 son electores, puesto que mañana mismo, el arzobispo bangladesí Patrick D’Rozario, que se identifica como el 137 de la lista, cumple 80 años y quedaría fuera de la Sixtina.



Se trata del colegio cardenalicio más universal de la historia de la Iglesia. Gracias a Dios. Y gracias, también, a la mediación de un Papa argentino que, en tan solo una década de pontificado, ha dado un vuelco al reparto de sillas en el que se presenta como el equipo asesor más cercano a él para el Gobierno de la Iglesia.

Fichajes repartidos

Es cierto que Europa es el continente con más electores, con un total de 53 purpurados, frente a los 23 de Asia, los 22 de América Latina, los 19 africanos, los 17 norteamericanos y los 3 de Oceanía. Sin embargo, el imperio europeo parece resquebrajarse. Si en 2013, el 52% de los cardenales con derecho a voto en un cónclave representaban el 52% de los presentes, hoy se reduce al 39%, cediendo al resto de continentes una capacidad de decisión notable a la hora de elegir al próximo Sucesor de Pedro. Y eso que Francisco ha elegido en este tiempo a 37 nuevos purpurados europeos, más que de ningún otro continente. Sin embargo, también es cierto que también ha fichado a más cardenales del resto del mundo que sus predecesores.

Sin embargo, a pesar de este esfuerzo de Francisco por universalizar el Vaticano, las cifras hablan de cierta desigualdad en esta representación institucional. Hoy cuatro de cada diez cardenales son europeos, tan solo el 21% de la población católica del planeta reside en el viejo continente, mientras que, por ejemplo, según el anuario pontificio América Latina y el Caribe aglutina al 41% de los fieles a Roma  y hoy solo cuenta con el 18% de los cardenales electores.

El renacimiento español

En medio de ese fin del control de la Capilla Sixtina por parte de los cardenales europeos, con especial declive de la influencia italiana, España está viviendo su particular renacimiento. En este consistorio Francisco ha creado cardenales al arzobispo de Madrid, José Cobo, al obispo de Ajaccio (Córcega), Francisco Javier Bustillo, y al superior general de los salesianos, Ángel Artime. Tres nuevos fichajes que hacen que nuestro país cuente con 12 purpurados electores, entre los que están al frente de una diócesis española y en el extranjero, así como los que tienen cargos en la Curia vaticana. De esta manera, la Iglesia española estaría solo por detrás de Italia e igualado en número a Estados Unidos.

Con este nuevo consistorio Francisco ya supera la suma de todos los cardenales creados por Juan Pablo II y Benedicto XVI. En total, los 136 purpurados electores constituyen el 72% del colegio cardenalicio. Este hecho, no solo habla de un relevo generacional, sino de un estilo de pastor, que se corta por un perfil uniformizado a imagen y semejanza de Jorge Mario Bergoglio, sí corresponde a una apuesta personal, como él mismo ha manifestado hoy en la homilía por la unidad en la diversidad. De hecho, una vez más ha dado muestras con el ‘casting’ de cardenales de nueva creación que nada le importa que el elegido esté al frente de una diócesis histórica con rancio abolengo púrpura. Francisco entrega birreta y anillo a título personal, a aquel que considera que huele a oveja, sea en Madrid, en Ulán Bator o en Hong Kong.

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