Vaticano

Francisco crea 21 cardenales para dirigir la orquesta de “una Iglesia sinfónica y sinodal”

  • El Papa ha presidido en la plaza de San Pedro el consistorio en el que ha entregado la birreta púrpura, entre otros, a los españoles José Cobo, Ángel Artime y Francisco Javier Bustillo
  • El ministro en funciones de Presidencia, Félix Bolaños, ha acudido en representación del Gobierno
  • El Papa llama a una reforma permanente desde la “fidelidad creativa”: “La Iglesia no vive de rentas ni del patrimonio arqueológico”
  • LEER MÁS: El colegio cardenalicio de Francisco: ¿El ocaso del imperio europeo para dirigir un cónclave?





La Iglesia cuenta desde esta mañana con 21 nuevos cardenales, 18 de ellos menores de 80 años por lo que podrían participar hoy en un imaginario cónclave. En total, a partir de ahora, el colegio cardenalicio contará con 242 cardenales, de los cuales, 137 son electores.



Francisco ha presidido en la plaza de San Pedro un consistorio en el que ha entregado la birreta, el anillo y el título acreditativo a los purpurados, entre ellos, tres españoles: el arzobispo de Madrid, José Cobo, el rector mayor de los Salesianos, Ángel Fernández Artime, y el obispo de Ajaccio (Córcega), Francisco Javier Bustillo, nacido en Navarra pero vinculado a la Iglesia francesa. Como representante del Gobierno, ha asistido el ministro de Presidencia en funciones, Félix Bolaños, como responsable de las relaciones con la Iglesia, además de la embajadora ante la Santa Sede, Isabel Celaá.

Encomienda directa

Amén de su misión de elegir a un futurible Papa, su encargo principal hoy por hoy de los cardenales pasa por asesorar al pontífice en el Gobierno de la Iglesia y, por lo tanto, aterrizar aquellas iniciativas e indicaciones magisteriales que ponga en marcha. Precisamente, la homilía que ha pronunciado Francisco ha llegado con una encomienda directa a los recién estrenados purpurados, pero también a quienes les escuchaban desde su silla en la basílica.

“El Colegio Cardenalicio está llamado a asemejarse a una orquesta sinfónica, que representa la sinfonía y la sinodalidad de la Iglesia”, aseveró Francisco, en la antesala de la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad, que arrancará este próximo miércoles y en el que 464 participantes de todo el planeta analizarán el aquí y ahora en Roma durante un mes con propuestas de reforma para la institución.

Diversidad necesaria

A los purpurados les invitó, como directores de esta orquesta, a ponerse al servicio desde la escucha: “Su tarea es ayudar a cada uno y a toda la orquesta a desarrollar al máximo su fidelidad creativa, fidelidad a la obra que se está ejecutando, pero creativa, capaz de darle un alma a esa partitura, de hacerla sonar en el aquí y ahora de una manera única”.

A partir de esta metáfora, el Papa defendió la aportación de cada instrumento diferente con su sonido propio. “La diversidad es necesaria, es indispensable, pero cada sonido debe contribuir al proyecto común”, detalló. Junto a esto, explicó que para lograr la música sinfónica es “la escucha recíproca”. “Cada músico debe escuchar a los demás”, relató, yendo más allá: “Si uno sólo se escuchase a sí mismo, por más sublime que pudiera ser su sonido, no beneficiará a la sinfonía; y lo mismo sucedería si una sección de la orquesta no escuchase a las otras, sino que sonara como si estuviera sola, como si fuera el todo”. “Queridos hermanos y hermanas, nos hace bien reflejarnos en la imagen de la orquesta, para aprender cada vez mejor a ser Iglesia sinfónica y sinodal”, insistió.

Asombro y gratitud

Para el Papa, “somos evangelizadores en la medida que conservamos en el corazón el asombro y la gratitud de haber sido evangelizados”. “Más aún de ser evangelizados  -continuó Jorge Mario Bergoglio-, porque en realidad se trata de un don siempre actual, que requiere ser renovado continuamente en la memoria y en la fe”.

Fiel a su idea de que la Iglesia no puede quedarse estancada ni anclada en el pasado, Francisco subrayó que “no vive ‘de rentas’, ni mucho menos de un patrimonio arqueológico, por valioso y noble que sea”. Frente a ello, defendió que “la Iglesia —y cada bautizado— vive del presente de Dios, por la acción del Espíritu Santo”. Por eso, les invitó a estar abierto a las sorpresas del Espíritu Santo en su pastoreo cotidiano.

Universalidad real

El pontífice justificó como lectura del Consistorio el pasaje de Pentecostés del libro de los Hechos de los Apóstoles y su enumeración de los pueblos judías como reflejo de la universalidad del colegio cardenalicio, en tanto que “gracias a Dios” los elegidos para formar parte de este equipo “provienen de todas partes del mundo, de las naciones más diversas”. Así, Francisco explicó que del Espíritu Santo brota “la Iglesia una, santa, católica y apostólica”, en tanto que “habla en todas las lenguas”, como reflejo de unidad en la diversidad.

A partir de ahí, el Papa invitó a los nuevos cardenales a volver a sus raíces, a adentrarse en la historia de su pueblo para valorar cómo la fe, les ha llegado a través de una lengua concreta, “a través de los labios y los gestos de nuestros abuelos y de nuestros padres, de los catequistas, de los sacerdotes, de los religiosos”. “Cada uno de nosotros puede recordar voces y rostros concretos. La fe es transmitida ‘en dialecto’ por las madres y las abuelas”, puso en valor el Papa.

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