Pro Ecclesia Sancta, instituto de vida consagrada de derecho diocesano en Perú, está en el ojo del huracán tras ser acusada por estafa en el canal Willax toda a vez que Fernando Reyes Hernández, empresario jubilado, entregara 1 millón 200 mil dólares en préstamo a la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, administrada por sacerdotes de esta entidad.
Reyes aseguró que “me ofrecieron como garantía columbarios dobles, nichos para guardar cenizas de la gente que ha fallecido y ha sido cremada” y, a la fecha, “tengo cuatro contratos y diez adendas, que se han dado porque vencían los contratos y no pagaban. Esto no puede dilatarse eternamente. Yo no voy a vivir eternamente”.
Tras este escándalo, la arquidiócesis de Lima informó que “Pro Ecclesia Sancta es una persona jurídica autónoma y distinta del Arzobispado de Lima y, por tanto, es la única responsable civil y penalmente de todos aquellos actos realizados sin haber solicitado el permiso de la autoridad diocesana”.
Además indicó que ha iniciado una investigación “previa orientada a esclarecer, cuanto antes, estos hechos y determinar responsabilidades” y “sin perjuicio de las eventuales acciones ante la jurisdicción estatal y canónica”.
También aclaró que “Pro Ecclesia Sancta ha recibido, en los últimos 11 años, préstamos que ascenderían a varios millones de dólares sin la debida autorización del Arzobispado de Lima”.
Desde esta jurisdicción lamentan “no solo la incertidumbre en la que se encuentran las personas y familias afectadas, sino también, la existencia de conductas que rompen la comunión en la Iglesia diocesana al privilegiar el dinero sobre Dios”.
Hizo un llamado a toda la Iglesia “a un camino profundo de conversión y exhorta a Pro Ecclesia Sancta a encontrar una pronta y justa solución satisfactoria para todos”.
Alonso Yap García, párroco del Sagrado Corazón de Jesús, ha suscrito un comunicado frente a las acusaciones de Reyes, que “dañan nuestra imagen institucional” y “deseo manifestarle que dicho programa periodístico no nos ha permitido contar con el tiempo ni las condiciones adecuadas para expresar nuestra posición en este tema tan delicado”.
Aseguró que “no hemos realizado ninguna estafa, dado que la estafa está definida como el delito que comete una persona con ánimo de lucro, a través del engaño o error en la otra persona, induciéndola a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno”.
Tampoco se trata ni de estafa piramidal ni se ha procedido como un “banco informal o paralelo” como han insinuado en el reportaje periodístico. “Hemos actuado como una entidad parroquial que de mutuo acuerdo con personas privadas, acordaron préstamos mediante una relación contractual civil entre dos partes”, señaló.
Además han informado que desde 2008 “el señor Reyes ha venido recibiendo el pago de sus intereses, cuando firmamos el primer mutuo con él, por el monto de US$ 10,000 dólares mensuales. Esa obligación se honró puntualmente hasta febrero de 2021”.
“Como prueba de la confianza y buena relación que había entre las partes, en julio de 2019 se le devuelven US$ 100 mil dólares de capital. A los 3 meses el señor Reyes vuelve a entregarlos al P. Giacchetti, retornando el monto de la acreencia a US$ 1 millón de dólares”, acotó.
Los pagos dejaron de hacerse durante la pandemia “dada la situación económica general y priorizando el apoyo a proyectos sociales tan urgentes en esa coyuntura, se dejó de cumplir con la obligación de pagos en marzo de 2021”.
Los pagos se reinician en septiembre de 2022 por “el monto de US$ 5,000 dólares mensuales. Para ese entonces los intereses acumulados ascendían a US$ 190 mil dólares, sin embargo, se le reconoce una capitalización de US$ 200 mil dólares”.
“De este modo, su acreencia se eleva a US$ 1.2 millones de dólares. Esto se realiza mediante una adenda con fecha 31 de octubre del 2022, firmada por P. Piero Giacchetti”, han dicho.
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