México

Migrantes improvisan nuevas rutas en México para llegar a los Estados Unidos

En entrevista para Vida Nueva, la hermana Gloria Murúa, coordinadora de Pastoral Social y Movilidad Humana en San Cristóbal de las Casas, habla de la situación que se vive en el sur del país y de los riesgos que corren las personas en su intento por lograr el sueño americano





Apenas hace unas semanas ingresaron a México alrededor de cinco mil migrantes con la intención de llegar a Estados Unidos mediante trenes de carga. Esto provocó que la empresa Ferrocarriles Mexicanos suspendiera 30 convoyes de mercancía para no provocar más muertes, pues algunos migrantes llegan a caer del ferrocarril.



El estado de Chiapas se encuentra ubicado al sur del país y comparte aproximadamente unos 658 kilómetros de frontera con Guatemala, por lo que representa una gran puerta de entrada a los flujos migratorios.

Entre las diócesis ubicadas en esa entidad se encuentra San Cristóbal de las Casas, donde la coordinadora de Pastoral Social y Movilidad Humana es Gloria Estela Murúa Valencia, quien conversó con Vida Nueva sobre las acciones que realiza la Iglesia en la atención a los migrantes y refugiados.

Una escuela de humanidad

Para la hermana Gloria Estela, la Pastoral de Movilidad Humana es “como lugar teológico, una escuela de humanización”, y es que -dijo- el “caminar al lado de las personas migrantes, solicitantes de refugio, desplazadas y víctimas de trata, nos humaniza“.

“Aprendemos a compartir la cercanía de sus historias y narrativas; es una escuela de escucha, de compasión y misericordia. Aprendemos a abrir el corazón, a llorar y reír con ellos, a curar las heridas, a profundizar nuestra fe, a alimentar las razones de nuestra esperanza, tejiendo lazos al sabernos habitantes de la casa común mientras damos pasos a la construcción de la comunión universal, reconociendo a Cristo en cada una de nuestras hermanas y hermanos”, agregó.

Rutas cada vez más arriesgadas

PREGUNTA.- ¿Qué acciones realiza la Pastoral Social y Movilidad Humana de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas para la atención a migrantes y refugiados, y de dónde proceden principalmente?

RESPUESTA.- Desde hace más de 10 años la Diócesis de San Cristóbal de las Casas ha querido responder a la necesidad urgente de asistencia humanitaria de las personas migrantes y solicitantes de refugio, por lo que cuenta con casas, albergues, dormitorios y comedores organizados por las comunidades parroquiales que se encuentran en las rutas de tránsito: Zapata, Palenque y Salto de Agua, en el corredor selva; Frontera Comalapa, Comitán y San Cristóbal de las Casas en el corredor central.

Las condiciones de inseguridad y violencia que se detonan en distintas regiones del sureste mexicano, como del país, provocan que las personas migrantes se muevan hacia nuevas rutas; sin embargo, seguimos notando un aumento en el tránsito y salida de hermanos de nuestras comunidades, como de quienes ingresan por la frontera sur. En los últimos registros provienen mayoritariamente de Honduras, además de Venezuela, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Perú, Cuba, y en ocasiones se atiende a mexicanos.

La coordinación de la Pastoral de Movilidad Humana busca promover la sensibilización de la comunidad diocesana para su colaboración atenta y solidaria, además de estar cercana a fortalecer la espiritualidad y la formación permanente de los grupos que forman la pastoral de migrantes en cada una de las parroquias y equipos.

Una fortaleza que cuenta para este propósito es la presencia de congregaciones religiosas en la dirección, coordinación o acompañamiento, por lo que agradecemos el aporte de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Siervas del Espíritu Santo, Siervos del Verbo Divino, Compañía de Jesús y Heraldos de Jesús.

Las instituciones no garantizan un trato digno

P.- ¿Cuáles son los desafíos para esta pastoral diocesana?

R.- Desde nuestro sentido de ser Iglesia sin fronteras y al servicio de los pobres, desearíamos fortalecer las relaciones de confianza al interior de la diócesis, con la comunidad y entre las personas asistidas para garantizar un trato humano y fraterno. Al interior mismo de la Iglesia no todos aceptan esta pastoral, y la atención que se brinda a las personas en movilidad se desenvuelve, en ocasiones, en contextos de hostilidad.

Asimismo, es necesario el reconocimiento de la dignidad de las personas migrantes que crea actitudes de acogida, compartir y solidaridad contrarrestando la xenofobia, los cobros excesivos, la explotación sexual y laboral. La sociedad está fuertemente marcada por el individualismo, el rechazo a los migrantes pobres y la ganancia sin escrúpulos abusando y usando a las personas como objeto.

Se pretende incidir frente a las situaciones que sufren las personas migrantes y solicitantes de refugio con el Instituto Nacional de Migración, la Comisión de Ayuda a Refugiados (COMAR), las fiscalías y grupos de seguridad, ante las actitudes de rechazo, negación, acoso, persecución, extorsión y abuso de poder para una atención justa, expedita y basada en el respeto a los derechos humanos. Las instituciones no están garantizando un trato digno.

Finalmente, brindar condiciones de seguridad frente a los connatos de violencia y clima de inseguridad alrededor de las rutas migratorias ocasionados en contra de las personas migrantes por la delincuencia común, bandas y organizaciones criminales.

El empobrecimiento, la huida de los lugares de origen y las políticas migratorias llevan al migrante a invisibilizarse, lo que les hace vulnerables y víctimas de un sistema que corrompe la condición humana, el tejido social y las condiciones de paz.

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