Vaticano

Francisco comienza el Sínodo pidiendo evitar “estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas”

  • “Ni una Iglesia rígida, ni tibia, ni cansada”, ha reclamado el Papa en la misa de apertura
  • El Pontífice ha recordado que “la Iglesia no busca escapatorias ideológicas ni se atrinchera tras convicciones adquiridas”





La plaza de San Pedro ha acogido esta mañana la apertura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’. El Papa, junto a los nuevos cardenales, el resto del Colegio cardenalicio y los sacerdotes, religiosos y laicos participantes, ha celebrado la Eucaristía, en cuya homilía ha invitado a evitar “estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas”.



El Pontífice ha comenzado su alocución haciendo referencia a la “desolación pastoral” de Jesús cuando Juan Bautista dudaba de que fuera el Mesías. Sin embargo, “en el momento de la desolación, Jesús tiene ‘una mirada que alcanza a ver más allá’: alaba la sabiduría del Padre y es capaz de discernir el bien escondido que crece, la semilla de la Palabra acogida por los sencillos, la luz del Reino de Dios que se abre camino incluso durante la noche”, ha subrayado.

Tras estas palabras, Jorge Mario Bergoglio ha recordado una vez más que el Sínodo “no es una reunión parlamentaria ni un plan de reformas. El protagonista es el Espíritu Santo, que muchas veces deshace nuestras expectativas”. “Estamos aquí para caminar juntos, con la mirada de Jesús, que ‘bendice’ al Padre y ‘acoge’ a todos los que están afligidos y agobiados”, ha recordado.

Una ‘mirada que bendice’

En primer lugar, sobre esta ‘mirada que bendice’, ha señalado que Cristo, pese a experimentar el rechazo, “no se volvió amargado”. En este sentido, ha recalcado trayendo al presente la “sabiduría espiritual” de Juan XXIII, que “esta mirada de bendición del Señor nos invita también a ser una Iglesia que, en medio de las olas a veces agitadas de nuestro tiempo, no se desanima, no busca escapatorias ideológicas, no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte su agenda”.

Procesión de inicio de la eucaristía presidida hoy por el Papa con motivo de la apertura del Sínodo de la Sinodalidad. EFE/EPA/GIUSEPPE LAMI

Y ha ido más allá: “La mirada de bendición de Jesús nos invita a ser una Iglesia que no afronta los desafíos y los problemas de hoy con espíritu de división y de conflicto, sino que, por el contrario, vuelve los ojos a Dios que es comunión y, con asombro y humildad, lo bendice y lo adora, reconociéndolo como su único Señor”.

“Una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente, ni es áspera externamente. Es así como Jesús quiere a su Iglesia, su Esposa”, ha aseverado.

Una ‘mirada que acoge’

En segundo lugar, Bergoglio ha hecho hincapié en la ‘mirada que acoge’. “En una época compleja como la actual, surgen nuevos desafíos culturales y pastorales, que requieren una actitud interior cordial y amable, para poder confrontarnos sin miedo”, ha advertido al tiempo que también ha parafraseado a Pablo VI.

Haciendo referencia a esta mirada que bendice y acoge, ha insistido en su ya famoso “en la Iglesia caben todos, todos, todos” y ha indicado que esta mirada nos libra de caer en “algunas tentaciones peligrosas”: “La de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo y la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”.

Por otro lado, sobre las críticas a este proceso, ha pedido a los padres y madres sinodales mirar a san Francisco de Asís y tomar sus “armas”: “La humildad y la unidad, la oración y la caridad”.

Francisco ha concluido afirmando que espera “muchos frutos del Sínodo, pero el verdadero fruto nace en los momentos de oración, donde el Señor actúa”.

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