Los nuevos modelos de familia son un desafío para la Iglesia, entre estos los viudos, divorciados o las parejas con hijos de diversidad sexual
El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) acoge a las pastorales de familia de América Latina y el Caribe, en Bogotá, para revisar sus itinerarios de trabajo y oxigenarse desde la exhortación apostólica postsinodal ‘Amoris laetitia’.
Sobre todo buscan abrirse a las nuevas realidades que tiene la familia en la actualidad para ser esa Iglesia misericordiosa, hospital de campaña que cura heridas y desde una misión creativa corazonar a las nuevas generaciones en el desafío de la vocación del matrimonio.
Además revisan el Pacto mundial por la familia, iniciativa que lanzó el Papa con apoyo de universidades católicas del mundo para poner en diálogo la fe y la ciencia en torno a esta institución, que en los últimos años ha entrado en crisis multifactoriales.
Lizardo Estrada, obispo auxiliar del Cusco (Perú) y secretario general del Celam, ha reiterado que el acompañamiento de los obispos a esta importante pastoral para seguir construyendo “procesos de familia”.
En especial, ha invitado a los delegados de la comisiones presentes a apropiarse del texto de orientaciones y propuestas pastorales de la Asamblea Eclesial “sin perder de vista que la familia es un sujeto pastoral activo, presente en el Instrumentum Laboris del Sínodo de la Sinodalidad”.
Fabio Antunes, director del Centro de formación Cebitepal del Celam y organizador de este encuentro, ha explicado que al “acompañar este camino hemos descubierto diversas iniciativas que van desde el acompañamiento prematrimonial, la atención a casos especiales y otras iniciativas novedosas que al compartirse pueden crecer en el continente”.
“Los nuevos modelos de familia son un desafío para la Iglesia, en ellos están los viudos, divorciados, las parejas con hijos de diversidad sexual y muchas otras realidades que tocan su vida y precisan de un acompañamiento, acotó el sacerdote brasileño”.
En tanto, Miguel Leonardo Merchán, de Ecuador, con 18 años de trabajo en esta pastoral, asegura que el mayor fruto es el matrimonio, sobre todo “lograr que las parejas jóvenes además de casarse por lo civil lo hagan a través de la Iglesia y opten por la procreación”.
Lamenta que muchos después de “casarse pierden el rumbo, dejan de cultivar su espiritualidad e incluso no buscan tener hijos” y, en efecto, ellos son fundamento de la familia.
Jacqueline Guzmán, de Colombia, teme que “ la familia como parte del proyecto de Dios se esté perdiendo, por eso es necesario capacitarse y aprender de otras experiencias exitosas para aplicarlas en las diócesis”.
El encuentro comenzó el 3 y terminará el 6 de octubre. Participan delegaciones de 18 países para un total de 50 personas, distribuidas así: 7 obispos, 11 sacerdotes, 17 mujeres y 15 hombres.