Cuatro delegados representan al país: un cardenal, dos obispos y una religiosa, quienes van dispuestos a dejarse guiar por el Espíritu
Arrancó la primera fase del Sínodo 2021-2024 este 4 de octubre y, desde Colombia, la delegación de padres (y madre) sinodales la integran: el cardenal Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá, Gloria Liliana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), y los obispos José Miguel Gómez, de Manizales, y Ricardo Tobón, de Medellín.
Al respecto, Rueda destacó dos temas que “no podemos olvidar y que se ponen en la conciencia de todo el pueblo de Dios”. El ejemplo de san Francisco de Asís y la Iglesia de puertas abiertas.
Sobre el primer tema, el purpurado ha detallado que el Santo de Asís bendecía toda la creación, incluso a “quienes lo perseguían por vivir el Evangelio con radicalidad”; mientras que el segundo aspecto es la Iglesia de acogida “lo ha repetido el Papa debemos acoger a todos”.
“Esa es la tarea nuestra, el Santo Padre nos ha ofrecido estas dos luces que refrescan la conciencia de una Iglesia pueblo de Dios y de todos los bautizados, hombres y mujeres”, acotó.
El purpurado retomó lo dicho por Francisco para recordar que este Sínodo “no va a ser un parlamento, sino que va a ser protagonizado y conducido por el Espíritu Santo”, entanto será el Espíritu “el que nos va a hablar, es la voz de Dios hablándonos, no solamente a los participantes del Sínodo, sino a todo el pueblo de Dios”.
Gloria Liliana Franco Echeverri, presidenta de la CLAR, también representa a Colombia. La religiosa de la Compañía de María considera que en este espacio “tejen relaciones” para “sintonizarnos con muchísimas cosas”.
Por supuesto, destaca el rol de las mujeres – madres sinodales – presentes en Roma: “Vamos tejiendo entre nosotras también la amistad, que nos permite sintonizar con muchísimas cosas. Todas venimos desde nuestro rol, algunas son mamás, otras profesionale, muchas también somos religiosas”.
Explicó que muchas vienen “de contextos concretos, de escuchar el grito de la historia del hambre, de la guerra, la migración de nuestros pueblos y estamos habitadas por eso”, por ende, “aquí como mujeres tenemos una misión muy importante, la misma que tienen todas las mujeres en las comunidades pequeñas, en las parroquias, en los lugares de misión”.
Se trata de “esa tarea de poder evidenciar el rostro de Dios con profunda ternura, pero también con fortaleza, desde muchísima solidaridad, pero también con un amplio sentido de resistencia; revestidas de esperanza y con fuerza para ayudar a recorrer esos nuevos caminos en la Iglesia que el Espíritu quiere jalonar y que nos van a traer vida nueva”.
José Miguel Gómez, arzobispo de Manizales – eje cafetero de Colombia – tiene claro que la Iglesia “somos todos los bautizados”, porque “se piensa solo en los obispos y con ello se hace un recorte sustancial de lo que es la Iglesia católica”.
Por tanto, “si critican a toda la Iglesia, te critican a ti; aplauden a la Iglesia, te aplauden a ti” y con este Sínodo “queremos volver al concepto verdadero de la Iglesia”. En definitiva, beber de las fuentes en el seguimiento de Cristo.
Mientras que Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín, rememoró el retiro espiritual previo a los trabajos del Sínodo. Han discernido sobre “algunos textos de san Basilio, nos ha mostrado cómo el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia”.
Prosigue el prelado paisa: “El Espíritu Santo es el que consuela y dirige a los discípulos de Jesús, es el que crea la unidad es el que nos lleva por caminos nuevos para realizar la voluntad de Dios sobre nosotros”.