Paolo Ruffini ha explicado esta tarde a los medios en qué se han centrado las primeras conversaciones
Las mujeres, los pobres, los migrantes, los abusos… Estos han sido algunos de los temas tratados en los que se ha centrado el trabajo de los 351 miembros de la Asamblea General del Sínodo de la Sinodalidad, divididos en 35 círculos menores, durante la tarde de ayer, jueves y la mañana de este viernes.
Así, según recoge Vatican News, lo ha revelado Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación, quien también ha subrayado que otro de los temas importantes ha sido la situación de la “Iglesia que sufre”, especialmente en Ucrania. “Se hizo una mención que suscitó aplausos”, dijo Ruffini, explicando que era una forma de “sentirse en comunión” con “el pueblo en guerra y con los cristianos ucranianos” que sufren.
Por otro lado, Ruffini ha explicado que durante la tarde de este viernes se entregará a cada miembro un libro, editado por la Libreria Editrice Vaticana, que recoge dos discursos: uno del Papa y otro del entonces cardenal Bergoglio sobre los temas de la santidad y la corrupción, con una introducción inédita escrita por él.
Por su parte Sheila Pires, secretaria de la Comisión de Información, ha explicado que, entre los temas que habían surgido en estas dos últimas sesiones, ha destacado la reflexión sobre “la Iglesia como familia que acoge a todos”. Ha destacado también el ecumenismo y el diálogo interreligioso, así como el reconocimiento de los jóvenes y la importancia de la participación de las mujeres.
Con más detalle, el prefecto de Comunicación explicó que en un Círculo se hizo hincapié en “una revisión de las estructuras de la Iglesia, como el Código de Derecho Canónico, la dimensión de la Curia y, de nuevo, la formación”. También se centró en el tema de la relación Oriente-Occidente, citando a Juan Pablo II y su histórica frase sobre que la Iglesia debe respirar con “dos pulmones”.
En cuanto a la crisis migratoria se reiteró la necesidad del acompañamiento de los migrantes y el servicio del obispo como pastor, “fundamental en este acompañamiento”. Mientras que sobre el papel de la mujer, se volvió a insistir en la importancia de potenciar la figura femenina en la Iglesia y su participación activa en los distintos procesos. La misma preocupación se dirigió a los jóvenes y a los pobres, a los que se instó a superar ciertas ‘lentitudes'”.