En el marco de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que se celebra este sábado, 7 de octubre, se van a desarrollar, durante este fin de semana y en diversos puntos de España, una serie de eventos para reivindicar un trabajo decente y saludable.
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De esta manera, las diócesis han organizado eucaristías, con la participación de algunos obispos; diálogos; marchas; círculos de silencio y otros actos públicos para dar vida a la iniciativa creada por Iglesia por el Trabajo Decente. Además, todas las personas que quieran participar deben caminar o correr con un dorsal preparado para esta ocasión, apuntar los kilómetros realizados y compartir una fotografía en redes sociales con la etiqueta de #TrabajoDecenteTrabajoSaludable.
Este año, en el manifiesto publicado con motivo de esta jornada, la Iglesia exige “junto a otros colectivos de trabajadores, la implantación y el cumplimiento de los medios de prevención de riesgos laborales que defiendan la vida de los trabajadores”. Así, el documento ‘Un trabajo decente tiene que ser un trabajo saludable‘, advierte que “el aumento de la siniestralidad laboral es una de las caras de la actual precariedad laboral que viven muchas personas trabajadoras en nuestro país y en otros rincones del mundo”.
Soluciones colectivas
Frente a ello, recuerdan que la salud laboral es “un problema que requiere de soluciones colectivas”. Por ello, piden “un trabajo en el que no sufra la salud” de las personas trabajadoras.
Como recalca ITD –Cáritas, CONFER, HOAC, Justicia y Paz, JEC y JOC–, el trabajo es siempre un “medio imprescindible para el reconocimiento de la sagrada dignidad de las personas” y nunca “un castigo para las personas”. Así, lamentan que muchas veces algunos puestos de trabajo estén planteados “exclusivamente desde el punto de vista económico y no desde la perspectiva humana”.
Además, el manifiesto subraya “La situación de precariedad que sufren muchas personas trabajadoras es una de las causas del aumento de la siniestralidad”. Por ello, la falta de seguridad en los lugares de trabajo es “especialmente preocupante en los empleos feminizados” (limpieza, cuidados, enfermería…), ya que “son numerosos los casos de cargas esqueleto-musculares, así como los problemas de salud mental”.