Una larga enfermedad ha acabado con la vida del sacerdote salesiano Antonio Rodríguez Lucena, quien fue herido en los atentados del pasado 25 de enero al acabar la misa en la capilla de San Isidro en Algeciras. El presbítero fue herido por un joven islamista radicalizado que, según las investigaciones realizadas hasta ahora, estaría bajo tratamientos para diferentes patologías mentales.
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Una huella imborrable
Rodríguez Lucena tuvo que ser hospitalizado entonces y las consecuencias de este atentado provocaron que se acelerasen otras dolencias. Así el salesiano ha fallecido en el Hospital Universitario Punta de Europa –en el mismo donde se recuperó de la puñalada del joven atacante– precisamente como consecuencia de una larga enfermedad.
El alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, ha trasladado su pésame, tanto a título personal como en nombre y representación del ayuntamiento, a la comunidad salesiana. “Se ha ido un religioso ejemplar, merecedor del cariño que todos quienes le conocíamos le profesábamos, y que se extendió a todos los rincones de la ciudad después de que se convirtiese en víctima de los atentados terroristas del pasado 25 de enero, tras ser atacado en el interior de la Capilla de San Isidro”, ha señalado el regidor según ha recogido Europa Press.
Para el alcalde, Rodríguez Lucena “deja una huella imborrable, y en estos momentos de dolor por su pérdida queremos hacer llegar a sus familiares, amigos, compañeros sacerdotes, a todos los integrantes de la Casa Salesiana y a quienes le conocieron nuestro abrazo más fraternal en nombre de Algeciras”.