El congreso online ‘La Iglesia y la educación’ se ha centrado este miércoles en la Formación Profesional
El congreso online ‘La Iglesia y la educación’, en el cual, durante este mes de octubre, se darán a conocer 78 proyectos educativos que tiene en marcha la Iglesia en España, ha continuado este lunes con la presentación del tema ‘Centros de Formación Profesional de ideario cristiano’.
Desde Bilbao, y, concretamente, desde el centro formativo diocesano Otxarkoaga, la retransmisión ha comenzado con la intervención de Juan Antonio Arrieta, quien ha explicado que, hace cinco años, los profesores empezaron a ver que algunos alumnos llegaban empapados a clase, que se quedaban dormidos… Indagando, encontraron que eran menores tutelados que acababan de cumplir los 18 y, por tanto, dejaban de estarlo, así que se quedaban en situación de calle con todo lo que ello implica.
Se puso así en marcha toda una cadena de ayuda por parte del personal del centro que, sin embargo, era insuficiente. Por eso, se decidió establecer un sistema que diera soluciones habitacionales, de comedor, de transporte… “No podíamos hacerlo solos, así que entramos en colaboración con otras organizaciones y con Cáritas”, ha explicado Arrieta. “Creamos un ecosistema que hiciera estas soluciones algo sostenible en el tiempo, con el único objetivo de que estos chicos y chicas pudieran seguir estudiando. Queremos una escuela del ser y del hacer, en la que cada alumno se sienta parte de un grupo”, ha aseverado.
Asimismo, Ricard Dastis i Vila ha explicado el proyecto ECREVI (Experiencia de CREcimiento Vital), una propuesta desde la espiritualidad ignaciana puesta en marcha por los Jesuïtes Sarrià del Col·legi Sant Ignasi. “Como colegio cristiano proponemos un modelo evangelizador desde la espiritualidad ignaciana. Nos preguntamos cómo trasladar esto a nuestros alumnos de FP que no provienen de nuestra escuela, que algunos no provienen de escuelas cristianas o que vienen con estereotipos negativos sobre la fe cristiana”, ha señalado.
Por su parte, Manu Iribarren Vidorreta, de los Salesianos de Pamplona, ha mostrado la labor de las escuelas profesionales de Navarra, la cual lleva más de medio siglo en marcha. “En este momento tenemos talleres de gráficas, de carpintería, de mecánica y de electricidad en grados superiores, medios y básicos. Aparte de esto reglado tenemos unos talleres profesionales basados en dar un pequeño trabajo a quien lo necesita, y somos un centro evaluador de la experiencia profesional”, ha explicado.
Óscar Urmeneta, del olegio San José Virgen de la Palma, Algeciras – Fundación Educación Católica (FEC), ha señalado que ahora mismo tienen implantados cuatro ciclos de grado medio. “La escuela que queremos hacer es escuela cristiana, es decir, que la persona esté en el centro. Y eso, desde un punto de vista pedagógico, sigue siendo innovador porque significa que el alumnado esté en el centro, porque aún no se ha conseguido, menos aún en Bachillerato y FP”, ha explicado. “Encontramos en EEUU la metodología TBL, que consiste en que la mayor parte del tiempo que el alumnado esté en el aula esté aplicando conocimientos teóricos a solucionar problemas reales de forma colaborativa. El rol del educador es también totalmente diferente”.
Diego Abellán Sáenz, de Egibide, ha explicado que, en el caso de su institución, “como escuela cristiana, más allá de formar profesionales, como es lógico, lo que buscamos es formar personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas”.
Por último, el centro San Viator y el colegio de los hermanos gabrielistas han explicado sus experiencias desde el mundo rural y su proyección internacional. Alfredo Garmendia, del centro San Viator, ha expresado que su objetivo era el de “ayudar a todos los jóvenes vulnerables que llegan a nosotros”, lo cual pasa por “darles las mismas oportunidades que tienen otros alumnos”. Así, en 2003 empezaron a dar la oportunidad de ir fuera a alumnos que iban bien, y en 2006 empezamos con otros proyectos que les han ido abriendo puertas.
Por su parte, José Enrique García, de los hermanos Gabrielistas, ha señalado que su forma de ser innovadores fue “mirar al pasado y preguntarnos: ¿qué harían nuestros fundadores?”. Así, en un enclave totalmente rural y con 100% de empleo, se enfocaron en “garantizar la retención del talento, y tan vinculada al territorio y atractiva que permitiera volver a los que se hubieran marchado. Creamos una escuela enológica, y ahí pasamos a la industria agroalimentaria. Hoy hay hasta un centro de personas mayores en el que no solo se cuida, sino que se enseña a cuidar”.