La cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, presidió anoche la apertura del curso de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, en calidad de gran canciller. Y lo hizo a través de un doble sesión: con una eucaristía en la catedral de la Almudena y un acto académico en el salón de actos del seminario conciliar de Madrid.
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Durante su homilía en la catedral madrileña, Cobo presentó la universidad como “un espacio de fraternidad en el que se encuentran personas de diferentes edades, recorridos existenciales y niveles muy distintos de ciencia”. Desde ahí, animó a la comunidad educativa de San Dámaso que la universidad y la Iglesia no sean “ajenas al mundo”. “A una Iglesia en salida corresponde una Universidad movida por idéntico celo apostólico y preocupación pastoral”, suscribió justo después.
Experiencia de Dios
“Que hacer teología sea saborear lo que Dios tiene que decirnos solo desde la inteligencia sino desde el corazón, desde la interioridad y la espiritualidad”, expresó después en el seminario conciliar el purpurado. A la vez, animó a los docentes y alumnos a que “el amor sea el motor de vuestra actividad”. De esta manera, presentó la misión educadora del centro eclesial desde el reto de “mirar al futuro y poner en funcionamiento la experiencia de Dios en nuestro corazón”.
“Edifiquemos entre todos esta universidad para la guía de la Iglesia con la alegría de saber que el Espíritu está con nosotros, que quiere que lo hagamos juntos y que construyamos estas aulas para todos los que vengan”, deseó Cobo, que estuvo acompañado en la mesa presidencial del nuncio Bernardito Auza.
Junto al cardenal también intervino en el acto el rector de San Dámaso, Javier Prades, que destacó el aumento de un 8 por ciento en el número de alumnos frente al curso anterior, situándose en 935. La lección inaugural corrió a cargo del vicedecano de la facultad de Teología, Juan de Dios Larrú Ramos, bajo el título ‘El don del Espíritu Santo en el dinamismo afectivo. Notas a la luz de la teoría de la acción de Santo Tomás de Aquino’.
A esta apertura del curso, además de docentes y alumnos del centro, también asistieron los cardenales eméritos de Madrid, Carlos Osoro y Antonio María Rouco Varela, los auxiliarles de la archidiócesis, así como otros prelados, entre ellos, los arzobispos castrense y de Toledo, los obispos de Getafe, Córdoba y de Sigüenza-Guadalajara, y el secretario general del Episcopado.