España

La Fundación Universitaria Española cancela a Georg Gänswein

  • El patronato ha comunicado esta misma tarde la suspensión del evento “por motivos de organización”
  • El ex secretario de Benedicto XVI era la estrella invitada este 18 de octubre junto a Rouco y el nuncio Auza





“El patronato de la Fundación Universitaria Española (FUE) lamenta comunicar que el acto de apertura de curso 2023/2024 anunciado para este miércoles 18 de octubre ha sido suspendido por motivos de organización”. De esta manera comunicaba esta misma tarde la gerencia de la institución educativa la cancelación del evento cuyo principal invitado era el ex secretario personal de Benedicto XVI, Georg Gänswein. En el aire queda si el curso se abrirá en otra fecha o no.



Según el comunicado de la FUE, “con este acto, la Fundación conmemoraba que hace treinta años el cardenal Joseph Ratzinger presentó en nuestra sede el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica. Por ello, se ha reeditado la conferencia que impartió aquel día. El libro incluye, junto a las fotografías del evento, un texto introductorio de nuestra presidenta y la relación de los cursos y publicaciones de la Fundación sobre el que fue Papa y gran teólogo católico”.

Al parecer, este iba a ser el primer acto público del arzobispo fuera de Alemania después de su llegada a su país natal por orden expresa del papa Francisco, que le instó a abandonar el Vaticano con fecha 1 de julio con dirección a Friburgo, su diócesis alemana de origen.

El evento contaba con el respaldo del cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela, así como del nuncio en España, Bernardito Auza. Y la anfitriona era Lydia Jiménez, presidenta de la Fundación Universitaria Española, además de directora general del Instituto Secular Cruzadas de Santa María y presidenta del Consejo Directivo de la Universidad de Ávila.

Intuiciones papales

Pero, ¿por qué Gänswein fue ‘desterrado’ del Vaticano? Durante los últimos años de vida de Benedicto XVI, Francisco pudo constatar de primera mano, no solo un distanciamiento con respecto a su predecesor, sino además ciertas actitudes poco edificantes por parte de su secretario personal. Estas intuiciones papales se certificaron en enero de 2019.

Fue entonces cuando vio la luz un libro promovido por el cardenal guineano Robert Sarah, que presentó como una obra a cuatro manos con Joseph Ratzinger. La obra se publicó en esa fecha como medida de presión contra Francisco, ante una hipotética aprobación de la ordenación de hombres casados en una inminente exhortación apostólica tras el Sínodo de la Amazonía.

Ataques a Francisco

El Pontífice argentino no tomó esa iniciativa ni la ha tomado hasta la fecha. Sin embargo, sí quedó al descubierto que el libro fue escrito únicamente por Sarah, al que se sumaron unos textos sobre el celibato sacerdotal escritos por Benedicto XVI sin que él fuera consciente del fin para el que iban a ser utilizados. El purpurado africano tuvo que disculparse, pero dejó al descubierto la complicidad de Gänswein y, por tanto, su desprecio hacia Francisco. La respuesta del Papa se tradujo en unas ‘vacaciones indefinidas’ en su cargo como prefecto de la Casa Pontificia para que se dedicara en exclusividad a atender al Papa emérito.

La animadversión hacia el Papa argentino se certificó el pasado mes de enero, cuando en pleno duelo por la muerte de Benedicto XVI y con el Papa fallecido de cuerpo presente, se dieron a conocer los párrafos más explosivos de su autobiografía en la que atacaba directamente a Francisco.

Negativa a obedecer

Pasada la tormenta, el Papa mantuvo varias reuniones con él en las que le habría ofrecido situarse al frente de una diócesis alemana, siguiendo la estela de Stanislao Dziwisz, secretario personal de Juan Pablo II, que tras su fallecimiento fue designado arzobispo de Cracovia. Gänswein se negó y Francisco le ofreció la posibilidad de pastorear una diócesis italiana. También lo desechó e incluso llegó a postularse para un puesto de referencia dentro de la Curia. Ante este órdago del arzobispo alemán, el Papa le instó a que dejara el vaticano y regresara a su tierra natal.

A pesar de las resistencias, en julio se marchó y se instaló en el Seminario de Friburgo. Durante este verano, ha presidido algunas celebraciones festivas en la región y, en las escasas declaraciones que ha hecho, ha confesado que todavía no acababa de encontrar su sitio más allá de presidir algunas eucaristías en la catedral con permiso del actual arzobispo, Stephan Burger, que decidió desde un primer momento no darle un trabajo concreto.

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