España sale al rescate la hucha global de los misioneros. Así podría deducirse de los datos presentados esta mañana por el director nacional de Obras Misionales Pontificias, José María Calderón, durante la rueda de prensa celebrada esta mañana en Madrid con motivo del Domund, la Jornada Mundial de las Misiones que se celebrará este domingo 22 de octubre bajo el lema ‘Corazones ardientes, pies en camino’.
Solo en 2021, se recaudaron y enviaron en 2022 a Roma para su distribución unos 14,2 millones de euros, lo que ha permitido financiar 538 programas en 32 países. “Los españoles son generosísimos, bajaron un poco los ingresos durante la pandemia, pero ahora ha crecido de nuevo”, subrayó Calderón. De hecho, España es, solo por detrás de Estados Unidos, el país que más aporta al Fondo Universal de Solidaridad, el ‘cestillo’ vaticano desde el que se distribuyen las ayudas a los misioneros de los cinco continentes. Un fondo que, según datos oficiales, han pasado en la última década de 140 a 70 millones de dólares.
“Desgraciadamente no suplimos lo que bajan otras naciones, pero sí podemos presentar lo que buenamente podemos. Cuando alguien me dice que mil euros más o menos no son importantes, yo lo comprendo, pero, esos mil euros, si los tenemos, los podemos dar a quienes más lo necesitan”, explicitó el director de Obras Misionales Pontificias de España. Además, recordó que, lejos de rebajarse los desafíos en los países en desarrollo, aumentan. “Si hasta hace unos días había 1121 territorios de misión, ahora hay 1122, porque ayer mismo el Papa creó una diócesis en África, porque la vida de la Iglesia crece”, añadió.
Al hilo del Domund, Calderón puso en valor la entrega de los hombres y mujeres ‘ad gentes’ que afrontan “la gran aventura de llevar a Jesucristo a lugares a los que no se alcanzaría sin los misioneros”. “Mi experiencia me dice que hablar de misiones es hablar de sinodalidad”, añadió el sacerdote sobre la colaboración existente entre los distintos carismas y realidades eclesiales en los lugares de misión.
En la rueda de prensa, también intervino, Saturnino Pasero, sacerdote madrileño de la Sociedad de Misiones Africanas que ha vivido 38 de sus 67 años en Benín, en regiones de primera evangelización. “Ver, oír y callar, tenemos que liberarnos de dar juicios para vivir en medio de la gente”, subraya al recordar cómo ha sido su labor evangelizadora y cómo ha buscado inculturar el Evangelio: “He penetrado la cultura a través del aprendizaje de tres lenguas, que son la expresión de su manera de vivir, de expresar la realidad y los sentimientos”.
Para este misionero no hay otra estrategia que hacerse uno más en el pueblo, desde la cercanía y el cuidado: “Si yo era aceptado, el Evangelio de Jesucristo era aceptado. Si yo era rechazado, rechazaban el Evangelio”. Además Saturnino ha experimentado lo que implica vivir como minoría entre musulmanes: “Siempre ha sido una relación de amistad y de compartir el día a día”.