El presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas ha participado en el briefing del Sínodo de la Sinodalidad de este miércoles
Un día más, los medios de comunicación se han congregado en el Vaticano para el briefing del Sínodo de la Sinodalidad. Y, un día más, se ha preguntado acerca de las uniones homosexuales. “La tendencia homosexual como tal no es pecado, pero debe considerarse pecado si las personas entablan relaciones sexuales entre sí. Pero esto no se aplica sólo a los homosexuales: para todos, las relaciones sexuales fuera del matrimonio son pecado. Todos estamos llamados a la castidad, el Catecismo de la Iglesia Católica es muy claro”. Así lo ha expresado a los periodistas Zbigņevs Stankevičs, arzobispo de Riga (Letonia).
“Si un homosexual viene como persona individual, diciendo que le gustaría vivir en la gracia de Dios, no veo ninguna contraindicación en orar por él y ayudarlo con una bendición”, ha continuado. Sin embargo, “si llegan dos personas homosexuales que dicen querer vivir en castidad, puedes orar por ellos e incluso bendecirlos para ayudarlos a vivir en castidad. Pero si dos homosexuales vienen diciendo que viven juntos como marido y mujer, es un problema: de esta manera bendecimos a los que viven en pecado”.
También Pablo Virgilio David, presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, ha opinado acerca de este tema, denunciando “la tendencia a juzgar a las personas homosexuales: en Filipinas existe la misma palabra para hombre y mujer, todos somos hijos de Dios”. “Debemos abandonar la tendencia a discriminar a las personas debido a su orientación sexual”, ha reclamado David en la sesión informativa de este miércoles, en la que también ha participado Wyatt Olivas, el participante más joven del Sínodo de la Sinodalidad.
Por su parte, el cardenal Leonardo Ulrich ha relatado su experiencia en la Amazonía, donde siempre “ha habido representación de laicos y laicas porque consideramos que es importante escuchar antes de ejercer nuestra misión”. “En la Iglesia de Manaos ya habíamos emprendido un camino sinodal cuando el Santo Padre convocó el Sínodo”, ha subrayado. “Es interesante ver cómo todos están participando del proceso”, considerando siempre “la misión de la Iglesia: el anuncio del Reino de Dios”.
Por otro lado, Stankevičs se ha mostrado “convencido de que esta invitación era un aliento del Espíritu Santo”, donde “la tarea fundamental de esta primera fase del Sínodo es escuchar a todos, no solo a los católicos, sino al conjunto de los cristianos, a representantes de otras religiones”. Asimismo, ha subrayado que “hemos hablado también de las mujeres y su papel. Conscientes de que la mujer está llamada a la maternidad, no solo física sino espiritual”.