Michael Czerny: “El Sínodo estará hoy con todos los que tienen que huir de su hogar”

El prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral ha explicado cómo será la oración de este jueves de los participantes en la Asamblea ante el monumento a los migrantes de la plaza de San Pedro

Czerny

La imagen del Sínodo que se ha reflejado hoy es la de una Iglesia unida por los migrantes y refugiados de todo el mundo. Esto es lo que ha trasladado el cardenal Michael Czerny, quien ha explicado que, durante la noche de este jueves, todos los participantes de la Asamblea caminarán junto al Papa para rezar ante la estatua de los migrantes de la plaza de San Pedro por la situación que atraviesan tantos millones de personas en todo el mundo.



“La oración que todos los participantes en el Sínodo, junto con el Papa, haremos en el monumento dedicado a los inmigrantes en la Plaza de San Pedro, pretende simbolizar el camino de la Iglesia con algunas de las personas más vulnerables de la tierra, especialmente aquellos que huyen, que se ven obligados a alejarse de su país y de su hogar”, ha explicado Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, durante la rueda de prensa de hoy.

“La armonía, la buena voluntad y el profundo intercambio experimentado en la sala del Sínodo”, continuó el cardenal, “contrastan increíblemente con la ansiedad, la inseguridad, la vulnerabilidad y la marginación de estas personas, con el terrible silencio sobre los migrantes y refugiados presente en nuestra sociedad, que los rechaza”. Por ello, “la oración de esta noche es una hermosa oportunidad para poner en práctica lo que hablamos y lo que hacemos en el Sínodo”, ya que “experimentar la sinodalidad en el Sínodo significa caminar juntos hacia el monumento y orar frente a esta imagen que representa a todas esas personas que han estado huyendo desde siempre”.

En la rueda de prensa han acompañado a Czerny obispos de distintas partes del mundo, como es el caso de Anton Dabula Mpako, vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Sudáfrica, quien ha explicado que su país “es destino para muchos inmigrantes, que ven en él un lugar con mejores oportunidades”. Asimismo, ha explicado que “hay algunos inmigrantes católicos que quieren seguir practicando y que muy a menudo han sido abandonados en su diáspora y han tenido que intentar protegerse”. Para ellos, “nos preocupamos de cómo garantizar una pastoral específica para que se integren, o bien ofreciendo espacios de servicios en sus idiomas gracias a la ayuda de los sacerdotes misioneros”.

Una oración sin nombres

“La Iglesia es más grande que las fronteras nacionales”, ha subrayado, por su parte, Daniel Ernest Flores, obispo de Brownsville, la diócesis más grande de Estados Unidos, la cual, al estar situada al sur del estado de Texas, hace frontera con México. “En los últimos años son muchos los inmigrantes que intentan llegar a Estados Unidos y muchas veces lo hacen a través de mi diócesis”, ha explicado, subrayando que se trata de “una experiencia muy difícil, pero puedo testimoniar que la participación y la generosidad de la gente que vive en mi diócesis es grande”. “Nuestro pueblo no tiene grandes recursos materiales, pero sí un corazón muy generoso”, ha asegurado el obispo. “Saben lo que es la pobreza y por eso responden de una manera muy religiosa. Las comunidades musulmana y judía también ayudan a encontrar soluciones para las familias que cruzan la frontera, tratándolas con respeto y preservando su dignidad humana y tratando de responder a sus necesidades concretas”.

También Khalil Alwan, secretario general del Consejo de los Patriarcas Católicos de Oriente, ha explicado la situación de los refugiados sirios en Líbano, un país de 5 millones de habitantes en el que hay 2 millones de refugiados. “La comunidad internacional obliga al Líbano a mantener a los sirios en estos campos inhumanos, por razones desconocidas”, ha asegurado. “No es posible dar a esta gente una vida digna. Intentamos darles comida, ropa y, por razones políticas internacionales, se les impide regresar a Siria: los libaneses son castigados por su humanidad”.

Al ser una situación, la de la migración o la huida, que viven millones de personas en todo el mundo, Czerny ha explicado que la oración de esta noche “será universal”, y, por ello, “no se utilizarán nombres específicos de países y pueblos en particular: respetamos a las personas que vienen de diferentes lugares y viven diferentes tragedias, la mayoría de las cuales ni siquiera conocemos. La oración se referirá a diferentes situaciones en diferentes contextos: cuando oremos por las personas que sufren por la guerra o la injusticia, tendremos en mente a las personas que nos rodean y que se encuentran en esa terrible situación”.

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