José Filiberto Velázquez Florencio en reiteradas ocasiones ha denunciado los ataques del crimen organizado en contra de las comunidades guerrerenses
La madrugada del miércoles 18 de octubre, mientras circulaba por la carretera Tixtla-Chilpancingo, en el estado de Guerrero, el sacerdote de la diócesis sureña de Chilpancingo-Chilapa, José Filiberto Velásquez Florencio, fue atacado con armas de fuego por unas personas.
De acuerdo con sus declaraciones a medios locales, los agresores primero dispararon por la parte trasera del auto a una llanta, para obligarlo a detenerse, y posteriormente se dirigieron hacia el frente de vehículo, desde donde volvieron a detonar el arma. El sacerdote logró agacharse y evitar así las balas.
Tras percatarse de que los atacantes habían huido a bordo de una motocicleta, el sacerdote se dirigió a la Escuela Normal Rural ‘Raúl Isidro Burgos’, de Ayotzinapa, para protegerse.
El padre José Filiberto Velázquez Florencio es director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia ‘Minerva Bello’, y de acuerdo con la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, ha documentado y dado seguimiento integral a casos de víctimas de desaparición, ejecución extrajudicial, víctimas del desplazamiento forzado interno y otras graves violaciones a los derechos humanos que experimentan la sociedad guerrerense.
“El padre Filiberto se ha encargado de denunciar públicamente los ataques con drones en distintas comunidades de Guerrero, en el contexto de la pugna entre ‘La Familia Michoacana’ y el grupo de ‘Los Tlacos’, desde el pasado mes de mayo hasta la fecha”, señala un comunicado firmado por el propio obispo de Chilpancingo, José de Jesús González Hernández.
El centro ‘Minerva Bello’ denunció recientemente que los bombardeos con dispositivos aéreos, orquestados por el crimen organizado, habían ocasionado la muerte de dos personas; de igual manera, el centro realizó una caravana de ayuda humanitaria para llevar medicamentos y comida a las comunidades más afectadas por esta problemática”.
Por ello, el obispo expresó su cercanía y apoyo al padre José Filiberto Velásquez Florencio, así como a los integrantes del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia ‘Minerva Bello’ ante esta agresión.
A través del comunicado, el obispo González Hernández condenó firmemente todo acto de violencia que altere la “convivencia pacífica deseada por la inmensa mayoría de la población y que perturba profundamente la vida social”.
“Pedimos al Señor que ayude y conceda al pueblo cristiano una esperanza activa para trabajar con misericordia por el bien común y que la sociedad pueda gozar de una convivencia en paz”.
El obispo también pidió a las autoridades trabajar para que se esclarezcan plenamente los hechos, y solicitó garantizar la seguridad física y emocional del padre Filiberto Velásquez Florencio.