“Europa ya no es el centro principal de la Iglesia: hay otros centros, como América Latina, África, Asia y las Conferencias Continentales”. Ésta ha sido, tal como lo ha explicado ante los medios de comunicación este lunes ante los medios de comunicación en la rueda de prensa del Sínodo de la Sinodalidad el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, la “mayor impresión” que se ha llevado en el Sínodo.
“La metodología y la ejecución es la mejor que he experimentado”, tal como recoge Sir. Aún así, ha dicho el purpurado, “tengo una queja”, y es que “la Comisión de las Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) no ha logrado tener el potencial que han desarrollado las Conferencias Episcopales de Asia, América Latina y Asia. Nos hemos quedado un poco más atrás en la sinodalidad vivida entre las Iglesias en Europa, necesitamos un estímulo para seguir adelante”.
“Las Conferencias Episcopales Europeas nunca han logrado tener una palabra común sobre la difícil situación de los inmigrantes y refugiados, y esto es triste”, denunció el cardenal. “Los políticos no lo hacen, no saben cómo hacerlo y nosotros “La Iglesia católica no puede tener una opinión común y de peso al respecto”, añadió.
Por otro lado, y haciendo referencia al resultado de esta primera etapa de la Asamblea sinodal, Schönborn citó una frase escuchada en 1965, al final del Concilio: “Si de este Concilio no surge un aumento de la fe, de la esperanza y de la caridad, todo el Concilio ha sido en vano. Yo diría lo mismo de este Sínodo”.
“Sin liturgia no hay sinodalidad”
“La Iglesia es comunión, la sinodalidad es el modo de vivir la comunión”, continuó el cardenal, quien considera necesario “repensar la gran visión de la Iglesia de Lumen Gentium, donde hablamos primero de la Iglesia como misterio, luego de la Iglesia como pueblo de Dios y sólo después de la constitución jerárquica de la Iglesia y el papel de los laicos y de los consagrados. La visión de la sinodalidad es caminar juntos, es la vida de la ‘communio’ eclesial. En la base de todo esto está el bautismo”.
Asimismo, Schönborn ha recordado que otra de las cosas que más le han llamado la atención es “lo que siempre han experimentado las Iglesias orientales: la sinodalidad sin liturgia no existe. El corazón de la sinodalidad es la asamblea de los fieles, que no es un lugar de discusión sino de celebración común. Tener la liturgia en el corazón significa celebrar la fe antes de discutirla”.