El pasado 20 de agosto, Bernardo Arévalo, candidato del grupo progresista Movimiento Semilla, consiguió imponerse en las elecciones presidenciales en Guatemala. Pero, dos meses después, su investidura se mantiene bloqueada y denuncia que sufre un “golpe de Estado” en el que “el aparato de la Justicia” está siendo usado para “vulnerar la voluntad popular”, “romper el orden constitucional” y “violentar la democracia”.
¿La causa? Una supuesta “falsificación” a la hora de recoger las firmas necesarias para la conformación del partido político. Al menos eso es lo que está investigando la fiscal general del Ministerio Público, Consuelo Porras. La cuestión de fondo radica en que esta jurista fue renovada para un segundo mandato por el presidente saliente, Alejandro Giammattei, pese a que sobre ella pesan muchas acusaciones de tapar distintas tramas de corrupción política ligadas al propio poder.
Ahora, aunque Giammattei sí ha reconocido la victoria electoral de Arévalo, la candidata derrotada, Sandra Torres, se aferra a esta posible descalificación del Movimiento Semilla para ser ella finalmente investida.
En este contexto crítico, numerosos sectores sociales están exigiendo en la calle que se desbloquee la situación con la renuncia de la fiscal Porras, entendiendo que está actuando por criterios políticos y al servicio de los intereses de la élite aún gobernante. En un gesto cargado de fuerza simbólica, a la última manifestación frente al Ministerio Público, este domingo 22 de octubre, se ha sumado el cardenal Álvaro Ramazzini.
Allí, junto al resto de los manifestantes, habló en público y rezó para que renunciasen, además de Porras, el jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad, Rafael Curruchiche, y la fiscal, Cinthia Monterroso. Como recoge el diario ‘La Hora’, Ramazzini afirmó que “todos los guatemaltecos tenemos el deseo y la voluntad de que la señora fiscal se vaya, que deje el cargo junto a los otros que la acompañan. No es solamente un clamor como pueblo, sino que también la Conferencia Episcopal está siguiendo este esfuerzo y esta lucha”.
“Las grandes causas como esta, las grandes intenciones de cambiar lo que sabemos que debe ser cambiado, no van a encontrar mucha popularidad y tampoco van a encontrar mucho apoyo. Esta es la lucha de pocos y pocas, pero valientes, decididos, animados y, sobre todo, ciudadanos consientes y responsables”, concluyó Rammazini.