Rupnik, incardinado en una diócesis eslovena pese a ser expulsado de los jesuitas por abusar de mujeres

El obispo de Koper acoge al ex religioso permitiéndole ejercer su ministerio sacerdotal

Marko Rupnik

El archiconocido artista Marko Rupnik vuelve a casa. La Diócesis de Koper (Eslovenia) acoge al sacerdote expulsado de la Compañía de Jesús en junio por abusar de varias mujeres. El ex jesuita podrá volver a ejercer su ministerio sacerdotal gracias a que el obispo local le ha permitido incardinarse, según ha confirmado el propio Obispado a Katholisch.



La realidad es que, aunque hay acusaciones de abusos contra él de los años 1980 a 2000, durante los cuales supuestamente abusó tanto espiritual como sexualmente de una veintena de mujeres, entre ellas siete religiosas, Rupnik solo ha estado excomulgado unos meses. En enero de 2020, fue excomulgado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, pero en mayo de 2020 se levantó la excomunión.

No obstante, posteriormente los jesuitas le retiraron del ejercicio público del sacerdocio y le impusieron unas normas de obligado cumplimiento que el artista ignoró repetidamente.

El Vicariato le eximía de cualquier delito

En septiembre de este año, el Vicariato de Roma hizo público un comunicado tras la visita canónica realizada al Centro Aletti, el hogar de la comunidad liderada por el sacerdote esloveno donde se elaboran los mosaicos para edificios religiosos. En resumen, eximían de cualquier delito a Rupnik, una ‘sentencia’ que causó “desconcierto” y “perplejidad” en los investigadores del caso, según informaron a Vida Nueva.

Los investigadores corroboraban a Vida Nueva la veracidad de las acusaciones contra el sacerdote sin dejar lugar a dudas por los testimonios recabados mucho antes de que el expediente saltara a la luz. A la vez, lamentaban que el comunicado del Vicariato de Roma eludiera cualquier alusión a las víctimas y a los abusos cometidos por el que fuera miembro de la Compañía de Jesús.

En diciembre del año pasado, antes de esta auditoría, Daniele Libanori, jesuita obispo auxiliar de Roma, se desmarcó del respaldo del vicario de Roma, Angelo De Donatis, quien defendió a posteriori en un comunicado la “verdad” del jesuita y le mantuvo en sus cargos diocesanos.

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