México

El cardenal mexicano Felipe Arizmendi destaca el primer fruto del Sínodo

El también obispo emérito de San Cristóbal de las Casas recordó que la palabra oficial la dará el Papa cuando concluya la sesión del año próximo





Está por concluir en Roma la primera sesión del Sínodo de los Obispos, con la elaboración de una síntesis de los aportes recibidos hasta el momento y preparar el proceso hacia la segunda sesión que será en octubre de 2024.



En este contexto, el cardenal mexicano Felipe Arizmendi, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, se refirió a los frutos que ya está dando, para la Iglesia y para la humanidad, el Sínodo de los Obispos.

En primer lugar, advirtió que no faltarán quienes se sentirán decepcionados porque se imaginaban que muchas cosas cambiarían en la Iglesia; por ejemplo, la moral en torno a la sexualidad, la constitución jerárquica y la participación de las mujeres en el orden diaconal y sacerdotal.

“Se han escuchado voces en ese sentido y se les toma en cuenta en aquello que es concorde con la Palabra de Dios, pues la Iglesia no está por encima de ella, sino a su servicio, para la vida plena del Pueblo de Dios”, escribió el cardenal mexicano en su artículo semanal compartido con los medios de comunicación.

Las mujeres en la Iglesia

El cardenal Arizmendi se refirió de manera particular al tema del sacerdocio femenino: “He conocido a mujeres, particularmente a religiosas, que son extraordinarias agentes de pastoral; sin ellas, no funciona bien una comunidad, una parroquia, una diócesis. Son entregadas hasta casi el martirio; sencillas y humildes, generosas, preparadas y se dedican a su labor con toda el alma. No andan pretendiendo ser clericalizadas, sino que viven su femineidad, que es maternidad y sorodidad, con pasión y se sienten realizadas. ¡Qué sería de nosotros sin ellas!”.

Y añadió: “Pero también conocí a una religiosa norteamericana que luchaba por ser parte del Consejo Presbiteral, que es una institución que aconseja al obispo pero que está integrada sólo por sacerdotes; insistía en que todos somos iguales y que no debería haber ese Consejo sólo con presbíteros. Le decíamos que ella podía participar en el Consejo Diocesano de Pastoral, integrado por los diferentes miembros del Pueblo de Dios y no solo por sacerdotes. Cuando su Decanato la elegía, participaba con pasión. Hay que escuchar a todos”.

¿Qué podemos esperar del Sínodo?

De esta sesión sinodal en Roma -aclaró el cardenal- no se deben esperar definiciones, pues explicó que es parte de un proceso de consulta, que el Papa quiere que se extienda hasta octubre de 2024. “Nos entregarán un documento síntesis, con el que seguiremos trabajando todo el año próximo“.

Recordó que la palabra oficial la dará el Papa cuando concluyan la sesión del año próximo. Mientras tanto -afirmó- el Sínodo ya está dando sus frutos, pues estos no dependen de un documento final, sino de la actitud que, poco a poco, va permeando las instituciones eclesiales en todo el mundo.

Estamos aprendiendo a vivir la sinodalidad, que implica a los pastores en una escucha más atenta y de corazón al Pueblo de Dios, y a todos los bautizados, para que asuman que son parte viva y operativa de la Iglesia”.

En este sentido, dejó en claro, para quienes esperaban cambios radicales, que ni los obispos ni el Papa pueden cambiar el Evangelio de Jesús, sino que su misión consiste en tratar de ser cada día más fieles al mismo, “siempre teniendo en cuenta los avances que se van logrando en la interpretación de la Sagrada Escritura y de los signos de los tiempos, que van cambiando”.

Por lo pronto -concluyó- es tarea de cada quien preguntarse: “¿Yo tengo una actitud sinodal? Si soy clérigo, ¿tomo en cuenta la palabra y las necesidades de mi Pueblo, o soy autoritario y acaparo todo en mi comunidad? Si no soy clérigo, ¿participo activamente en mi comunidad, en mi parroquia, en mi diócesis? ¿Comparto mi palabra con mi párroco, con mi obispo, sobre las necesidades de la gente, para que se les atienda pastoralmente? Oremos al Espíritu Santo”.

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